La Sinfonía de los Corazones Alegres
En un pequeño pueblo llamado Sonrisas, donde cada día amanecía con un sol brillante y un cielo azul despejado, vivía una niña llamada Lila. Lila tenía un don especial: podía cantar melodías que alegraban a todos los que la escuchaban. Desde muy temprana edad, había aprendido que el canto era una herramienta poderosa para unir a las personas y compartir emociones.
Un día, mientras paseaba por el patio de su casa, Lila vio a su vecino Don Manuel, un anciano que siempre parecía triste. Con su corazón lleno de amor, Lila decidió que era hora de ayudarlo.
- “Don Manuel, ¿puedo cantarle una canción? ” - le preguntó con una sonrisa.
El anciano la miró sorprendido.
- “¿Una canción? Eso sería maravilloso, pero no creo que sirva de mucho.”
- “¡Claro que sí! La música tiene el poder de tocar los corazones. ¿Le parece bien si canto sobre el verano? ” - dijo Lila emocionada.
Y así comenzó a cantar una alegre canción sobre el verano, llenando el aire con dulces notas. A medida que sus palabras danzaban entre ellos, los ojos de Don Manuel comenzaron a brillar. Cuando terminó, el anciano se secó una lágrima y sonrió.
- “Gracias, Lila. Nunca había pensado que una canción podría cambiar mi ánimo. ¡Qué bellas melodías tienes! ”
A partir de aquel día, Lila decidió visitar a Don Manuel cada semana. Juntos, cantaban canciones que narraban historias de amor, amistad y aventuras, llenando de risas los días del anciano.
Un fatídico día, mientras Lila ensayaba para un concurso de canto, escuchó rumores en la plaza.
- “¡El dragón gris vendrá a Sonrisas! ” - gritaba un niño aterrorizado. Todos estaban asustados, pues el dragón era conocido por llevarse las risas y el color del pueblo.
Alarmada, Lila corrió a casa de Don Manuel.
- “Don Manuel, debemos hacer algo. ¡El dragón se llevará nuestra alegría! ” - exclamó la niña.
- “A veces, enfrentar el miedo con amor y alegría puede ser la solución”, respondió el anciano con una chispa de sabiduría en sus ojos.
- “¿Cantaremos al dragón?
FIN.