La Sirena del Río Huallaga



Érase una vez, en el hermoso río Huallaga, vivía un pescador llamado don Valerio. Todos los días salía en su canoa a pescar y disfrutaba de la tranquilidad del agua y la naturaleza que lo rodeaba.

Un día, mientras remaba por el río, escuchó un canto melodioso que lo hipnotizó. - ¡Qué hermosa canción! -exclamó don Valerio, sin darse cuenta de que provenía de una sirena malvada que quería atraparlo con su hechizo.

La sirena se acercó a la canoa de don Valerio con una sonrisa maliciosa en su rostro. Sus ojos brillaban con un brillo misterioso y sus cabellos ondulantes caían como cascadas plateadas sobre sus hombros.

- Ven conmigo, pescador -dijo la sirena con voz encantadora-. Te mostraré maravillas bajo el agua y te colmaré de tesoros si me sigues. Don Valerio sintió cómo el corazón le latía fuerte en el pecho.

Por un momento estuvo a punto de dejarse llevar por el hechizo de la sirena, pero recordó a su familia y resistió valientemente. - No puedo ir contigo, sirena malvada -respondió don Valerio con determinación-.

Tengo una vida en tierra firme que me espera y no puedo abandonarla por tus promesas vacías. La sirena frunció el ceño y su canto se volvió agudo y amenazante. Intentó nuevamente seducir a don Valerio para que cediera a su encanto, pero él se mantuvo firme en su decisión.

Con un grito furioso, la sirena desapareció bajo las aguas del río Huallaga, dejando a don Valerio temblando en su canoa. Respirando profundo, retomó los remos y remó con todas sus fuerzas hacia la orilla opuesta.

Al llegar a tierra firme, don Valerio se sintió aliviado pero también reflexivo. Había enfrentado una gran tentación y había salido victorioso gracias a su fuerza interior y sus valores más profundos.

Comprendió entonces que no siempre lo más bello es lo mejor para nosotros y que debemos ser fieles a quienes somos realmente. Desde ese día, don Valerio siguió pescando en el río Huallaga pero ya no fue tentado por cantos engañosos ni promesas falsas.

Contaba orgulloso su historia a otros pescadores como ejemplo de cómo mantenerse fiel a uno mismo frente a las adversidades.

Y así, entre enseñanzas del río Huallaga y lecciones de vida aprendidas, don Valerio siguió adelante siendo un ejemplo de fortaleza y sabiduría para todos los que lo conocían.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!