La Sirena, el Esqueleto y la Vela Mágica
Había una vez una curiosa sirena llamada Marina, que vivía en un hermoso arrecife lleno de coloridos corales y peces brillantes. Un día, mientras exploraba un antiguo barco hundido, decidió aventurarse un poco más lejos de su hogar. Nadando entre las algas, se topó con una extraña casa sumergida. Intrigada, se asomó por la ventana de cristal roto.
Cuando miró adentro, quedó sorprendida al ver un esqueleto sentado al lado de una mesa abandonada.
- ¡Hola! - exclamó Marina, con su voz melodiosa. - ¿Estás bien?
El esqueleto, que se llamaba Esqui, levantó la vista y sonrió de manera amistosa.
- ¡Hola! Soy Esqui. No estoy mal, solo estoy un poco solitario. No tengo amigos para conversar.
Marina sintió una punzada de tristeza por Esqui.
- ¿Por qué no tienes amigos? - preguntó la sirena.
- Bueno, soy un esqueleto. Todos se asustan y se van. Pero yo sólo quiero jugar.
Marina pensó que era muy injusto que Esqui no tuviera amigos.
- Puedo jugar contigo, si querés. - ofreció Marina, emocionada.
Esqui brilló de felicidad. Se pasaron horas jugando a las escondidas entre los muebles cubiertos de algas y contando historias de aventuras pasadas. Pero, mientras se divertían, una nube oscura comenzó a cubrir la luz del sol.
De pronto, un fantasma llamado Fantasías apareció flotando en la habitación.
- ¡Boo! ¡No asusten a los vivos! - dijo Fantasías con una voz suave.
Marina se sobresaltó.
- ¡No! ¡Esperá! - gritó Esqui. - Ella es mi amiga. ¡No me asustés!
Fantasías miró a Marina y, por primera vez, sonrió.
- ¿Tú eres amiga de Esqui? Eso es maravilloso.
Marina asintió, aliviada.
- Sí, somos amigos. Él es muy divertido.
Fantasías se sintió conmovido por la amistad entre ellos.
- Quiero ayudarles. Tengo algo mágico que podría serles útil. - dijo el fantasma, sacando de su túnica una vela que brillaba con una luz suave. - Esta vela tiene el poder de iluminar la oscuridad y ayudar a quienes están solos a encontrar amigos. Si la encienden, cualquier ser solitario que la vea podrá venir a jugar.
Marina y Esqui se miraron emocionados, y juntos decidieron encender la vela.
- ¡Vamos a hacer que otros se sientan bienvenidos! - exclamó Marina mientras colocaba la vela en el centro del salón.
Cuando la llama comenzó a bailar, luces de colores comenzaron a aparecer y otros esqueletos y criaturas marinas llegaron, atraídos por la luz.
- ¡Hola! - saludaron todos al mismo tiempo, llenando la habitación con risas y alegría.
Marina y Esqui miraron a su alrededor, maravillados al ver cómo la casa ahora estaba llena de amigos.
- Esto es increíble - dijo Esqui, mientras abrazaba a Marina con uno de sus huesos.
- Sí - respondió Marina. - Todos son bienvenidos aquí. Todos tienen derecho a tener amigos.
La fiesta continuó y todos se divirtieron juntos, bailando y contando historias.
Al final del día, cuando las luces se empezaron a apagar y todos comenzaron a volver a sus hogares, Marina se despidió de sus nuevos amigos.
- ¡Hasta pronto! - gritaron desde lejos.
Fantasías se acercó a Marina y Esqui.
- Ustedes han creado algo maravilloso - dijo el fantasma, con lágrimas en los ojos. - La verdadera magia es la amistad.
Marina y Esqui sonrieron, sabiendo que juntos habían hecho una gran diferencia. Desde ese día, la casa dejó de ser un lugar solitario y se convirtió en un hogar lleno de risas y amistad. Y así, cada vez que alguien tuviera un día triste o se sintiera solo, solo tenía que encender la vela y recordar que siempre podían encontrar a un amigo.
FIN.