La Sirena en la Escuela
Érase una vez en un pequeño pueblo costero, donde la brisa del mar traía consigo historias de aventuras y leyendas. Un día soleado, mientras los chicos de la escuela primaria ‘Mar Azul’ se preparaban para el último recreo, apareció algo inesperado: ¡una sirena!
La sirena, con escamas brillantes y una cola que relucía con todos los colores del arcoíris, llegó nadando a la orilla. Sostenía un gran libro en sus manos. Su nombre era Coralina, y había encontrado ese libro en un naufragio en el fondo del mar. "¡Hola! Soy Coralina, ¿puedo quedarme un ratito con ustedes?" - preguntó emocionada. Los chicos quedaron asombrados.
"¡Guau! ¡Una sirena!" - gritó Tomás, un niño de cabello rizado. "¿Qué hiciste para venir hasta aquí?" - Coralina sonrió y contestó:
"He venido a contarles historias del mar. Este libro tiene relatos de criaturas mágicas y aventuras submarinas. ¡Quiero compartirlo con todos ustedes!"
Los chicos, intrigados, la rodearon. Coralina se acomodó cerca de un árbol y empezó a leer en voz alta. El sonido de su voz era dulce y melodioso, y los niños se dejaron llevar por las historias de un mundo que jamás imaginaron.
De repente, un grupo de chicos decidió interrumpir.
"Eso no es verdad, las sirenas no existen."
Coralina, un poco triste, se quedó en silencio. Pero Tomás, que era muy amigable y siempre defendía a sus amigos, dijo:
"No podemos saber todo lo que hay en el mundo. ¡Quizás sí existan!"
"Además, deberíamos escucharla. ¿Y si sus historias nos enseñan algo?" - agregó Lina, una chica curiosa.
Con esas palabras, la atención vuelve a centrarse en Coralina, quien ora su libro y continúa contando. Las historias iban desde valientes caballitos de mar hasta romances entre sirenas y piratas. Los chicos reían, se asombraban y, sobre todo, aprendían sobre el respeto por el océano y sus criaturas.
Después de un rato, Coralina cerró el libro y sonrió. "Ahora, quiero que hagamos algo diferente. ¿Qué les gustaría saber sobre el mar?"
Los niños, emocionados, comenzaron a hacer preguntas:
"¿Por qué las olas son tan grandes?"
"¿Qué comen los pulpos?"
"¿Hay sirenas como vos en todo el mundo?"
"¿Cómo podemos cuidar el océano?"
Coralina se sintió feliz al ver tanto interés. Respondió cada una de sus preguntas con pasión, revelando secretos marinos y consejos sobre cómo proteger la fauna y flora del mar.
"Para proteger al océano" - dijo Coralina seriamente, "debemos cuidar lo que hacemos en la tierra. Menos basura, más limpieza, y nunca olvidar que todo está conectado."
Este mensaje hizo reflexionar a los chicos. Entendieron que incluso ellos, desde su escuela, podían hacer algo por el mar. En ese momento, Lina tuvo una idea brillante y gritó:
"¿Y si organizamos una campaña de limpieza en la playa?"
"¡Sí!" - gritaron todos, llenos de entusiasmo.
Con la ayuda de Coralina, aquellos niños planearon un día de limpieza el fin de semana. Conseguirían materiales, hablarían con sus padres y harían carteles para concientizar a otras personas sobre la importancia de cuidar el océano.
El gran día llegó y Coralina, feliz, se unió a ellos. Con bolsas de residuos y guantes, empezaron a recoger basura de la playa, pero también a jugar y disfrutar del sol. La sirena aprendió mucho de los chicos sobre la amistad y la unión, y ellos aprendieron del mar y su belleza.
Cuando terminaron, la playa se veía mucho más limpia y hermosa. Coralina se despidió de ellos y les dijo:
"Gracias por ayudarme a cuidar de mi hogar. Ustedes son verdaderos guardianes del océano."
Los chicos le prometieron que de ahora en adelante, siempre cuidarían del mar. Y ella, contenta, volvió a las aguas azules, sabiendo que había sembrado la semilla del amor por la naturaleza en esos corazones.
Desde entonces, cada vez que los chicos veían las olas romper en la orilla, recordaban a Coralina y se comprometían a proteger el océano por siempre jamás.
FIN.