La Sirena Protectora



Había una vez en el fondo del mar, una hermosa sirena llamada Johana. Era conocida por su dulzura y ternura con los niños que se acercaban a jugar con ella.

Pero lo que nadie sabía es que Johana tenía una doble personalidad: por las noches, cuando los marineros ebrios llegaban al puerto cercano, ella salía de su escondite para buscar amor y diversión entre ellos.

Un día, mientras nadaba cerca de un volcán submarino, Johana se distrajo tanto pensando en sus aventuras nocturnas que no se dio cuenta de que estaba demasiado cerca del peligroso lugar. De repente, la lava comenzó a brotar y atrapó a la pobre sirena.

- ¡Ayuda! -gritó Johana-, ¡no quiero morir aquí! Los peces y otros animales marinos intentaron ayudarla pero era demasiado tarde. La lava hirviente había acabado con su vida. La noticia de la muerte de Johana llegó rápidamente a todos los rincones del océano.

Los niños lloraban porque habían perdido a su amiga dulce y divertida, pero los marineros ebrios también derramaron lágrimas porque habían perdido a la mujer misteriosa que les hacía sentir vivos cada noche.

Pero entonces algo extraño empezó a suceder bajo el agua: algunos peces afirmaban haber visto el espíritu de Johana vagando por ahí. Muchos no creían esto posible ya que siempre se había dicho que las sirenas desaparecen para siempre cuando mueren.

Sin embargo, poco después apareció un anciano sabio del mar quien explicó que Johana había sido una sirena especial, con un corazón tan grande que le permitió regresar como un espíritu para seguir ayudando a los niños y protegiendo el mar de todo mal.

Desde ese día, la leyenda de Sirena Johana se extendió por todos los océanos del mundo.

Los niños seguían jugando en el mar junto a su espíritu protector y los marineros ebrios recordaban con nostalgia las noches en las que habían compartido aventuras con ella. La historia de Johana enseñó a todos la importancia de ser uno mismo, pero también demostró que incluso después de la muerte, nuestro legado puede continuar si dejamos huella en aquellos a quienes amamos.

FIN.

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