La Sirena que Descubrió el Amor


Había una vez en el fondo del mar, una pequeña sirena llamada Luna. Ella era diferente a las demás sirenas, ya que tenía un gran amor por la música y la lectura.

Pasaba todo su tiempo libre cantando y tocando su guitarra, o leyendo cuentos debajo de una roca. Un día, mientras se encontraba nadando cerca de la superficie del agua, escuchó una hermosa melodía que provenía de un barco cercano.

Sin pensarlo dos veces, Luna nadó hacia el sonido y descubrió a un joven príncipe tocando su violín en la cubierta. Luna quedó enamorada al instante y decidió acercarse para conocerlo mejor.

Pero cuando llegó al barco, vio que había una tormenta furiosa que hacía peligrar la vida del príncipe. Sin pensarlo dos veces, Luna utilizó sus habilidades mágicas para calmar las aguas y salvar al príncipe de ahogarse. A partir de ese momento se convirtió en su protectora secreta.

El príncipe nunca supo quién lo había salvado esa noche oscura pero siempre recordó con gratitud aquel momento. Mientras tanto Luna seguía visitándolo cada noche para escucharlo tocar música desde lejos sin ser vista.

Pero pronto todo cambió cuando el príncipe anunció su compromiso con otra princesa del reino vecino. Luna estaba desconsolada y decidió pedir ayuda a la bruja del mar para convertirse en humana e ir tras él.

La bruja acepto ayudarla pero le advirtió que si no lograba conquistar el corazón del príncipe, se convertiría en espuma de mar. Luna aceptó el trato y se convirtió en humana.

Pero pronto descubrió que no era tan fácil como parecía, ya que tenía que aprender a caminar y hablar como un humano. También debía competir con la princesa por el amor del príncipe. Mientras tanto, la bruja del mar observaba todo desde lejos y planeaba su venganza contra Luna.

Un día, cuando Luna estaba a solas en la playa, fue atacada por una horda de cangrejos gigantes enviados por la bruja. A pesar de luchar con todas sus fuerzas, Luna fue gravemente herida y perdió su voz para siempre.

El príncipe encontró a Luna inconsciente en la playa y al verla tan herida decidió llevarla al palacio para cuidarla hasta que sanara. Poco a poco ella recuperó su salud pero nunca volvió a cantar ni tocar música otra vez.

A pesar de haber perdido su voz, el príncipe se enamoró aún más de Luna por su valentía e inteligencia.

Y aunque ella no pudo ser feliz junto a él como una pareja romántica, encontraron otro tipo de felicidad juntos: compartiendo historias e ideas mientras paseaban por los jardines del castillo o jugando juegos inventados por ellos mismos. Luna aprendió una valiosa lección sobre las consecuencias de buscar algo sin medir las consecuencias.

Pero también aprendió que el amor verdadero puede tomar muchas formas diferentes y que lo importante es encontrar alguien con quien compartir tus pasiones e intereses incluso si no puedes estar juntos para siempre.

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