La Sirena y el Mar de Colores



Érase una vez, en un rincón mágico del océano, una sirena llamada Coral. Tenía la cola más brillosa de todos los mares y su risa sonaba como campanitas alegres. Coral soñaba con algo más que nadar entre peces de colores y jugar con las olas. Ella quería conocer el mundo humano.

Un día, mientras exploraba un arrecife de coral, Coral vio algo brillar sobre la superficie del agua. "¿Qué será eso?"- pensó curiosa. Se acercó y vio una hermosa concha decorada con un patrón dorado. Al tocarla, escuchó una voz suave que decía: "Eres la elegida para conocer el maravilloso mundo de la superficie, pero debes recordar que debes ser valiente y aprender a cuidar de los mares."

Emocionada, Coral decidió salir a la superficie y experimentar la vida de los humanos. Así que dio un gran salto y, ¡splash! , logró salir del agua. Allí conoció a una niña llamada Luna, que estaba jugando en la playa.

"¡Hola! Soy Coral, la sirena. ¿Quieres jugar conmigo?"- dijo Coral emocionada.

"¡Guau! ¡Una sirena!"- exclamó Luna. "¿Cómo es nadar en el océano?"-

"Es maravilloso, pero también a veces peligroso. Los humanos tiran basura al agua y eso puede lastimar a los peces y a nuestros hogares."

Luna, preocupada, preguntó: "¿Qué podemos hacer, Coral?"-

"Podemos reunir a los niños de la playa y enseñarles a cuidar el mar. Si todos trabajamos juntos, podemos hacer que el océano sea un lugar más limpio y seguro."

Luna sonrió, y juntas organizaron una gran actividad en la playa. Convocaron a otros niños y les hablaron sobre la importancia de respetar el medio ambiente.

"Si cada uno de nosotros hace pequeñas acciones, como recoger la basura y no verter plásticos al mar, podemos ayudar a proteger el hogar de Coral y sus amigos."

Los días pasaron y los niños empezaron a involucrarse. Con carteles de colores, comenzaron a educar a sus familias y amigos. Coral, feliz, se sumergía en el agua y observaba cómo cada vez había más y más sonrisas en la playa y en el agua.

Pero una tarde, una tormenta llegó y el mar se tornó agitado. Los niños, aterrorizados, se refugiaron en la arena. "¡Coral, ayúdanos!"- gritó Luna entre el viento-

"No tengan miedo, confíen en mí. Juntos podemos encontrar refugio. Detenemos el miedo y nadamos al abrigo de las rocas.¡Sujétense de la mano!"-

Coral guió a los niños a un lugar seguro donde podían resguardarse de la tormenta. Allí, contando historias del mar y su belleza, les enseñó que el mundo necesita de su ayuda y cuidado. Todos juntos, en la defensa del mar, se sintieron fuertes y valientes.

Una vez que la tormenta cesó, las olas volvieron a calmarse. "¡Lo hicimos!"- celebraron los niños, riendo.

"Sí, pero nunca olviden, la responsabilidad de cuidar nuestro mar es un trabajo de todos. No solo de los sirenas o los humanos, también de los animales que viven aquí. Cada acción cuenta."- dijo Coral emocionada.

Desde ese día, Coral y Luna formaron un lazo inquebrantable. Juntas compartieron aventuras y continuaron educando a todos sobre la importancia de proteger el mar. Sabiendo que, con amor y unión, podrían hacer del océano un lugar más hermoso para las futuras generaciones.

Coral volvió al mar, pero siempre regresará a la playa a visitar a Luna. Y así fue como la sirena y los niños unieron sus fuerzas para cuidar el mar. La amistad y la responsabilidad son el lazo que une a todos los seres vivos en este hermoso mundo. Y la sirena, con su corazón lleno de alegría, prometió que nunca dejaría de soñar, ni de cuidar el océano.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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