La solución de Rueditas y Doña Aurora



Había una vez en un lejano país llamado Terralandia, donde los sectores primario, secundario, terciario y cuaternarios convivían en armonía.

En este lugar mágico, la política era manejada por seres sabios y justos que velaban por el bienestar de todos los habitantes. En el sector primario vivían los agricultores, como la familia Cerezo. Ellos cultivaban las frutas más dulces y jugosas de todo Terralandia en su granja.

Un día, mientras cosechaban manzanas rojas brillantes, se dieron cuenta de que algo extraño sucedía: las manzanas estaban desapareciendo misteriosamente durante la noche. "¡Qué misterio! ¿Dónde estarán yendo nuestras preciosas manzanas?" -se preguntaba Don Cerezo a su familia.

Decidieron pedir ayuda al sector secundario, donde trabajaban los artesanos y mecánicos. Allí conocieron a Rueditas, un ingenioso ratón inventor que les prometió ayudarlos a resolver el enigma.

Con sus increíbles inventos y artilugios tecnológicos, Rueditas descubrió que unas criaturas diminutas llamadas Glotones estaban robando las manzanas para venderlas en el mercado negro del sector cuaternario. Alarmados por esta revelación, la familia Cerezo acudió a la asamblea política de Terralandia para exponer el problema.

La líder del consejo político era Doña Aurora, una inteligente búho que escuchó atentamente sus preocupaciones y decidió tomar cartas en el asunto. "Debemos actuar con rapidez para detener a los Glotones antes de que causen más daño en nuestra comunidad" -dijo Doña Aurora con determinación.

Con la ayuda de Rueditas y un plan meticuloso diseñado por Doña Aurora, lograron capturar a los Glotones justo cuando intentaban robar otra carga de manzanas.

Al descubrir que lo hacían porque no tenían suficiente comida en su propio territorio dentro del bosque cercano, decidieron llegar a un acuerdo pacífico: los agricultores compartirían parte de su cosecha con ellos a cambio de detener los robos.

Desde ese día en adelante, todos los sectores trabajaron juntos para garantizar que nunca más faltara comida ni recursos en ningún rincón de Terralandia. La solidaridad y el trabajo en equipo prevalecieron gracias al buen juicio político de Doña Aurora y la astucia del pequeño Rueditas.

Y así fue como aprendieron que cuando se unen fuerzas y se resuelven conflictos mediante el diálogo y el entendimiento mutuo, es posible construir un mundo mejor para todos sus habitantes. Y colorín colorado... ¡este cuento ha terminado!

FIN.

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