La sombra amiga



Lía era una niña muy alegre y divertida. Siempre tenía una sonrisa en su rostro y disfrutaba de jugar con sus amigos en el parque. Pero un día, algo extraño comenzó a sucederle.

Lía ya no se sentía feliz como antes, parecía que algo la estaba molestando. Un día, mientras jugaba con sus amigos, uno de ellos notó que Lía estaba actuando un poco extraño. "¿Estás bien Lía?" preguntó su amiga Ana.

"-Sí, estoy bien", respondió Lía rápidamente. Pero Ana no estaba convencida y decidió hablar con los demás amigos de Lía para averiguar qué estaba pasando realmente. Juntos decidieron ayudarla a descubrir lo que le estaba molestando.

Después de varios intentos fallidos para hacer reír a Lía, decidieron llevarla al parque donde siempre solían jugar juntos cuando eran más pequeños.

Al llegar allí, notaron que había un árbol grande y hermoso al que solían subir juntos para ver el mundo desde arriba. "¡Vamos chicos! ¡Subamos al árbol!" dijo Ana emocionada. Todos estaban felices por volver a ese lugar especial donde habían pasado tantos momentos felices juntos.

Sin embargo, cuando llegaron al árbol, notaron que algo extraño estaba sucediendo: la sombra del árbol parecía tener vida propia y se movía sola detrás de ellos. "¡Miren eso! ¿Qué es eso?" gritó uno de los niños asustado.

De repente, la sombra cobró forma y se convirtió en una persona idéntica a Lía. "¡Soy tu doble, Lía! ¡Vine para ayudarte!", exclamó la sombra. Lía quedó sorprendida y un poco asustada ante lo que estaba viendo.

Pero su doble le explicó que ella era una parte de sí misma que se había escondido por mucho tiempo, y ahora había salido a la luz para ayudarla a superar sus miedos y preocupaciones. "Yo soy la parte de ti que te hace feliz, Lía.

Siempre has sido una niña valiente y fuerte, pero últimamente te has olvidado de eso", dijo el doble de Lía. A partir de ese momento, Lía comenzó a hablar con su doble cada vez que se sentía triste o confundida.

Su doble siempre tenía las palabras adecuadas para animarla y hacerla sentir mejor. Con el tiempo, Lía recuperó su felicidad y volvió a ser la niña divertida y risueña que todos conocían.

Y aunque su doble desapareció cuando ya no era necesaria, Lía nunca olvidaría lo importante que fue para ella aceptarse tal como era, incluso con sus miedos e inseguridades.

FIN.

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