La Sombra del Niño Negrito



En un pequeño pueblo lleno de vida, donde las montañas se acarician con el cielo azul, vivía un niño llamado Negrito. Era un niño curioso, con una sonrisa que iluminaba el día más nublado. Sin embargo, Negrito tenía un pequeño secreto: su sombra no era común. Cada vez que se reía, su sombra bailaba y saltaba como si tuviese vida propia.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Negrito se dio cuenta de que su sombra había comenzado a alejarse de él. Intrigado, lo siguió hasta el borde del bosque que rodeaba al pueblo. Al llegar, Negrito vio que su sombra había encontrado un pequeño duende llamado Luci.

"¿Por qué te has alejado de mí?" - preguntó Negrito, un poco preocupado.

"¡Hola! Soy Luci, el duende del brillo!" - respondió el duende, revoloteando alrededor de la sombra.

"He decorado tu sombra con colores y destellos porque me encanta cómo baila!"

Negrito se quedó asombrado y, por un momento, olvidó su preocupación. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que, con tantos adornos en su sombra, ya no podía verla de la misma forma. Su sombra, que antes reflejaba su alegría, ahora parecía más deslumbrante que él.

"Luci, me gusta tu magia, pero siento que mi sombra ya no me pertenece. ¿Qué puedo hacer?" - dijo con tristeza.

"¡Entiendo!" - exclamó Luci. "La sombra es parte de ti, así que dejemos que brille, pero también que te represente".

Luci pensó en cómo ayudar a Negrito y propuso un plan.

"Todos los días, al atardecer, realizaremos un baile juntos, tú y tu sombra. Convocaremos a todos los niños del pueblo para que nos vean y participen. ¡Así tu sombra también brillará con tu alegría!"

Negrito sonrió, y juntos se pusieron manos a la obra. Al día siguiente, los niños se reunieron en el parque, y comenzaron a practicar los pasos de baile que Luci había enseñado. Al principio, las sombras de los niños eran un poco torpes, pero poco a poco, se fueron llenando de ritmo y energía.

Con cada encuentro, la amistad entre Negrito, Luci y los demás niños creció. Todos los días, su sombra se llenaba de risas, colores, y no solo deslumbraba, sino que también contaba historias de amistad y alegría.

Un día, una nube oscura cubrió el cielo y todos los niños del pueblo dejaron de bailar. Negrito, al ver que la tristeza comenzaba a invadir a sus amigos, decidió actuar. Fuertemente, le dijo a Luci:

"No podemos dejar que la nube nos detenga. ¡Vamos a bailar más fuerte!"

Con valor, Negrito comenzó a saltar y a reír, y poco a poco, sus amigos lo siguieron. Las sombras comenzaron a bailar con tanto ritmo que, increíblemente, la nube oscura empezó a moverse. Luci, entusiasmado, se unió al baile, y pronto, empezamos a llenarse de luces y colores.

Las risas resonaron en todo el pueblo, y la nube, al ver la alegría y la unión de los niños, decidió marcharse, dejando caer un hermoso arcoíris que iluminó el cielo.

Desde ese día, Negrito entendió que su sombra, aunque pudiera brillar por sí misma, siempre reflejaría su auténtica alegría y la unión con sus amigos. Juntos descubrieron que cada paso de baile, cada risa y cada aventura compartida les daban una magia única.

Así, Negrito y su sombra continuaron realizando su baile todas las tardes con Luci, aprendiendo que la amistad y la felicidad hacen que incluso las sombras más simples tengan un brillo especial.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!