La sonrisa de A reverde



En un pequeño pueblo llamado Villa Sonrisa vivía A reverde, un niño travieso y juguetón que detestaba lavarse los dientes. Cada vez que su mamá le pedía que lo hiciera, él ponía caras de disgusto y se escapaba corriendo.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, A reverde notó que todos lucían sonrisas brillantes y blancas, excepto la suya.

Sus amigos se burlaban de él y le decían que parecía un dragón por tener los dientes tan sucios. Eso hizo que A reverde se sintiera triste y avergonzado. Decidido a cambiar su situación, A reverde buscó a doña Cepillo, la simpática dentista del pueblo.

Ella lo recibió con una gran sonrisa y le explicó lo importante que era cuidar sus dientes para mantenerlos sanos y fuertes. A reverde escuchaba atentamente mientras ella le mostraba cómo cepillarse correctamente.

"- ¿Y qué pasa si no me lavo los dientes? -preguntó A reverde con curiosidad. - Si no te lavas los dientes todos los días, pueden aparecer caries y tus dientes se pondrán feos y doloridos. Además, es fundamental para tu salud en general. " respondió doña Cepillo con amabilidad.

A reverde reflexionó sobre las palabras de la dentista y decidió darle una oportunidad al cepillo de dientes.

Comenzó a seguir sus consejos al pie de la letra: se cepillaba después de cada comida, usaba hilo dental e incluso comenzó a usar enjuague bucal. Con el paso de las semanas, A reverde notó cómo su sonrisa iba cambiando poco a poco. Sus amigos ya no se burlaban de él; al contrario, lo felicitaban por lucir unos dientes tan bonitos.

Incluso doña Cepillo lo premió con una medalla al "Mejor Cuidador Dental" del pueblo. A partir de ese día, A reverde entendió la importancia de lavarse los dientes y nunca más volvió a saltarse esa rutina diaria.

Se convirtió en un ejemplo para todos en Villa Sonrisa y siempre recordaba la lección aprendida: cuidar nuestros dientes es fundamental para nuestra salud y nuestra autoestima.

Y así, entre risas y sonrisas, A reverde descubrió que una buena higiene bucal puede traer grandes cambios en nuestras vidas. Y colorín colorado este cuento ha terminado ¡Que viva la salud dental!

FIN.

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