La sonrisa de Pablito y sus amigos bacterias


Había una vez en el bosque un osito llamado Pablito. Pablito era muy travieso y le encantaban las golosinas, especialmente los caramelos de miel y las galletitas rellenas de chocolate.

Pero lo que a Pablito no le gustaba tanto era lavarse los dientes. Siempre se olvidaba o simplemente no quería hacerlo. Un día, mientras dormía plácidamente en su cueva, comenzó a escuchar unas voces muy pequeñas que provenían de su boca.

Al principio pensó que estaba soñando, pero las voces seguían hablándole. "¡Hola! ¡Hola! ¿Hay alguien ahí?", preguntó Pablito frotándose los ojos con sus patitas. "¡Sí, estamos aquí! Somos las bacterias que viven en tus dientes", respondieron las diminutas voces.

Pablito abrió mucho los ojos sorprendido. Nunca antes había escuchado hablar a las bacterias de sus dientes. Las pequeñas criaturas le contaron que estaban hambrientas y que necesitaban más golosinas y comida chatarra para poder reproducirse y formar placa dental.

"Pero yo no quiero tener placa dental", dijo preocupado Pablito. Las bacterias rieron malévolamente y le dijeron que si no les traía más dulces y comida basura, empezarían a causarle dolor y caries en los dientes.

Pablito se asustó mucho al escuchar esto y decidió tomar cartas en el asunto. Entonces, decidió visitar al sabio búho del bosque, quien siempre tenía respuestas para todo.

El búho escuchó atentamente la historia de Pablito y le dio un consejo muy sabio:"Querido Pablito, debes aprender a cuidar tus dientes correctamente. Debes cepillarlos después de cada comida, usar hilo dental y visitar al dentista regularmente". Pablito tomó nota mentalmente de todos esos consejos y decidió cambiar sus hábitos alimenticios.

Empezó a comer más frutas y verduras, beber agua en lugar de refrescos azucarados e incluso incorporó el hábito del cepillado después de cada comida. Con el tiempo, las bacterias malignas desaparecieron de sus dientes, ya que no tenían alimentos azucarados para alimentarse.

Pablito aprendió la importancia de cuidar su salud bucal y enseñó a todos sus amigos animales del bosque sobre la importancia de una buena higiene oral.

Desde ese día en adelante, Pablito se convirtió en un ejemplo para todos en el bosque: un osito sano con una sonrisa brillante gracias a sus buenos hábitos dentales. Y así vivieron felices comiendo sano y sin miedo a la placa dental.

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