La Sonrisa Mágica de Saltarín



En un pequeño pueblo mágico llamado Encantolindo, vivía un joven mago llamado Lucas. Lucas era muy curioso y siempre estaba experimentando con nuevos hechizos y encantamientos en su laboratorio.

Un día, mientras revolvía sus libros de magia, descubrió por casualidad un hechizo especial que prometía dar una sonrisa perfecta a quien lo recibiera. Lucas se emocionó al leer las instrucciones del hechizo y decidió probarlo en alguien muy especial para él: su mascota, un sapo llamado Saltarín.

Saltarín era el compañero más leal de Lucas, siempre estaba a su lado en cada una de sus aventuras. Sin dudarlo, Lucas preparó todo lo necesario para lanzar el hechizo sobre Saltarín.

Con una varita en mano y unas palabras mágicas en los labios, hizo brillar la habitación con destellos de luz y energía. En cuestión de segundos, el sapo Saltarín comenzó a brillar con una luz radiante y luego...

¡una sonrisa perfecta se dibujó en su rostro! Saltarín no podía creer lo que acababa de pasar. Se miraba al espejo del laboratorio una y otra vez sin poder contener la emoción. Su sonrisa iluminaba la habitación entera y contagiaba alegría a todos los presentes.

"¡Wow! ¡Mira mi sonrisa, Lucas! ¡Es increíble!" -exclamó Saltarín emocionado. "¡Sí, amigo! Eres el sapo más feliz y hermoso de todo Encantolindo" -respondió Lucas con orgullo.

La noticia sobre el hechizo que había transformado la vida de Saltarín se esparció rápidamente por el pueblo mágico. Todos querían ver al famoso sapo con la sonrisa perfecta. Incluso los habitantes más tristes encontraban consuelo al contemplar la felicidad radiante de Saltarín.

Pero un día, algo inesperado sucedió: la sonrisa de Saltarín empezó a desvanecerse poco a poco. Lucas intentó lanzar nuevamente el hechizo sobre él, pero nada funcionaba. El brillo en los ojos del sapito se apagaba lentamente.

Preocupados por su amigo saltador, Lucas y Saltarin emprendieron un viaje hacia las Montañas Místicas en busca de respuestas.

Allí conocieron a la sabia Anciana Luna, quien les reveló que la verdadera felicidad no viene de afuera sino desde adentro; que la magia solo puede ayudarnos a descubrir nuestra propia luz interior. Con esta nueva perspectiva, Lucas comprendió que había sido el cariño sincero entre ellos lo que había hecho brillar a Saltarin con tanta intensidad aquel día; no necesitaban ningún hechizo para ser felices juntos.

Regresaron al pueblo mágico renovados por esta enseñanza e inspirados por el amor verdadero que compartían. Aunque la sonrisa perfecta desapareció del rostro del sapito, nunca faltaba alegría ni risas cuando estaban juntos.

Desde entonces, cada vez que alguien preguntaba por qué ya no veían a Saltarin con esa famosa sonrisa perfecta respondían:"Porque ahora llevamos esa sonrisa dentro nuestro".

FIN.

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