La sopa mágica del buen ogro


Había una vez un ogro llamado Óscar que vivía en lo más profundo del bosque. A diferencia de los demás ogros, a Óscar le encantaba la sopa.

Pero no sabía cómo cocinarla y mucho menos cómo pedirle a sus vecinos que le dieran un poco. Un día, mientras caminaba por el bosque, Óscar escuchó un delicioso aroma proveniente de la casa de su vecina, la señora Coneja.

Siguiendo su nariz hasta la puerta de la casa, se acercó tímidamente y golpeó con cuidado. La señora Coneja abrió la puerta y se sorprendió al ver al ogro parado frente a ella. "¡Oh! Hola, señora Coneja", saludó Óscar con una sonrisa tímida.

"¡Óscar! ¿Qué haces aquí?", preguntó sorprendida la señora Coneja. "Bueno... es que... huele tan rico desde su casa y yo... yo quería saber si podría darme un poquito de sopa", dijo Óscar con voz temblorosa.

La señora Coneja quedó asombrada por el pedido amable del ogro y decidió darle algo de sopa. Le sirvió un plato grande y humeante para llevar. Óscar dio las gracias emocionado y se fue corriendo hacia su hogar para disfrutar de aquel manjar.

Mientras comía, pensaba en cómo había sido capaz de pedir algo sin asustar a nadie. Se dio cuenta de que ser amable era mucho mejor que asustar a todos con sus rugidos y gruñidos.

Desde aquel día, Óscar decidió que aprendería a cocinar su propia sopa. Así, podría compartir con sus vecinos y hacer nuevos amigos. El ogro comenzó a estudiar recetas de sopa y practicar en su cocina.

Aunque al principio las sopas no salían tan bien como esperaba, Óscar no se rindió. Siguió intentándolo una y otra vez hasta que finalmente logró hacer una deliciosa sopa de verduras. Lleno de alegría, Óscar invitó a todos sus vecinos a probar su sopa.

La señora Coneja, el señor Zorro, la señora Ardilla y muchos más llegaron con entusiasmo a la casa del ogro. "¡Óscar! ¡Qué sorpresa! ¿Tú nos vas a invitar?", exclamó emocionado el señor Zorro. "Sí, queridos vecinos.

Quiero compartir mi deliciosa sopa con todos ustedes", respondió Óscar con una gran sonrisa. Los vecinos se sentaron alrededor de la mesa mientras Óscar servía la sopa caliente en cada plato.

Todos probaban bocados llenos de sabores exquisitos y no podían creer lo talentoso que era el ogro para cocinar. Desde aquel día, Óscar se convirtió en el chef oficial del bosque. Cocinaba sopas para todos los vecinos y juntos disfrutaban de momentos llenos de risas y amistad.

El cuento del ogro que aprendió a pedir sopa con amabilidad se convirtió en una historia inspiradora para todos los habitantes del bosque. Aprendieron que es mejor tratar a los demás con amabilidad y respeto, en lugar de asustarlos.

Y así, Óscar demostró que no importa cómo seas por fuera, lo que realmente importa es el corazón que tienes dentro. Y si eres amable y respetuoso con los demás, siempre encontrarás amigos dispuestos a compartir contigo.

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