La sorpresa de bloques de papá



Había una vez un niño llamado Tomás, quien estaba muy emocionado porque su papá iba a salir de viaje por trabajo.

Aunque le daba un poco de tristeza que se fuera, su papá le había prometido traerle un juguete cuando regresara. "¿Qué juguete me vas a traer, Papá?"- preguntó Tomás con entusiasmo. "Es una sorpresa, hijo"- respondió su papá sonriendo. Tomás esperó ansiosamente todo el día en casa con su mamá.

Miraba por la ventana cada vez que escuchaba algún ruido pensando que tal vez era su papá llegando antes de lo previsto. Pero no fue hasta tarde en la noche cuando finalmente recibieron una llamada. "Hola, familia.

Lamento decirles que mi vuelo se retrasó y llegaré mañana por la tarde"- dijo el papá con voz cansada. Tomás sintió como si el mundo se hubiera detenido.

Se había hecho tantas ilusiones sobre el juguete que recibiría al ver a su papá y ahora tendría que esperar otro día más. Sin embargo, su mamá trató de animarlo. "No te preocupes, cariño. Tu papá volverá pronto y te traerá algo especial".

Al día siguiente, Tomás despertó temprano para hacer tiempo mientras esperaba a su papá. Ayudó a preparar la comida y limpió la casa junto con su mamá para asegurarse de que todo estuviera perfecto para cuando llegara su padre.

Finalmente llegó la hora en punto en que debía arribar el avión de Papá pero pasaron las horas y él no llegaba. Tomás se puso muy preocupado y nervioso, pensando que algo malo había pasado. "¿Qué pasa, mamá? ¿Por qué Papá no ha llegado?"- preguntó con lágrimas en los ojos.

"No te preocupes, cariño. Seguro hay algún retraso en el aeropuerto"- trató de calmarlo su mamá. Pero pasaron más horas y la ansiedad de Tomás crecía cada vez más. Hasta que finalmente alguien llamó a la puerta.

Era su papá, quien venía cansado pero con una gran sonrisa en el rostro. Y detrás de él había un enorme paquete envuelto en papel brillante. "¡Hola, familia! ¡Los extrañé tanto!"- exclamó abrazando a su esposa e hijo.

Tomás estaba tan emocionado que ni siquiera esperó a que su papá dejara las maletas para correr hacia el paquete envuelto. Lo abrió rápidamente y dentro encontró un set completo de bloques para construir castillos y torres.

"¡Es lo mejor que he visto en mi vida! Gracias, Papá" - dijo Tomás saltando de alegría mientras abrazaba a su padre nuevamente. Su papá le explicó cómo funcionaban los bloques mientras juntos comenzaron a armar una gran fortaleza sobre la mesa del comedor.

Y aunque había sido una espera larga e incierta, al final valió la pena porque habían creado un recuerdo especial juntos como familia.

FIN.

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