La sorpresa de Carol


Había una vez un niño llamado Alejandro que estaba muy emocionado porque se acercaba su cumpleaños número 44. Su mamá, Graciela, decidió hacerle una fiesta sorpresa en su casa y había invitado a todos sus amigos y familiares.

El sábado 30 de septiembre, el día del cumpleaños de Alejandro, Graciela recibió una llamada de su hija Carol. Ella le dijo que no podía venir a la fiesta porque tenía un compromiso importante ese día.

Alejandro se sintió triste al escuchar esto, ya que esperaba ver a su hermana en su cumpleaños. Sin embargo, Graciela tenía una sorpresa preparada para Alejandro. Llamó a su amiga Josefina y le pidió ayuda para organizar algo especial.

Josefina sugirió invitar al novio de Carol, José, para que pudiera estar presente en la fiesta. Graciela aceptó la idea y llamó a José para invitarlo. Él aceptó encantado y prometió mantenerlo en secreto hasta el día del cumpleaños de Alejandro.

Finalmente llegó el día del cumpleaños y todos los invitados estaban reunidos en la casa de Alejandro esperando por él. Cuando sonó el timbre de la puerta, todos guardaron silencio mientras Graciela abría la puerta.

Para sorpresa de todos, detrás de Graciela estaba Carol junto a José. Alejandro no podía creer lo que veían sus ojos.

¡Su hermana había venido después de todo! Alejandro corrió hacia ella y la abrazó fuertemente mientras lágrimas de felicidad recorrían sus mejillas. "¡No puedo creer que hayas venido, Carol! ¡Es el mejor regalo de cumpleaños que podría haber pedido!", exclamó Alejandro emocionado. La fiesta continuó con alegría y diversión.

Todos los invitados disfrutaron de la comida, los juegos y las risas. Alejandro se sentía muy feliz al tener a su familia y amigos reunidos en su cumpleaños. Al final de la fiesta, Alejandro se acercó a Graciela y le dio un abrazo.

"Mamá, gracias por hacer mi cumpleaños tan especial", dijo con gratitud en sus ojos. "A veces las cosas no salen como uno espera, pero siempre hay sorpresas maravillosas esperando a la vuelta de la esquina". Graciela sonrió y acarició el cabello de Alejandro.

"Así es, cariño. A veces lo inesperado puede ser lo más hermoso", respondió. Desde ese día, Alejandro aprendió a valorar cada momento especial junto a su familia y amigos.

Entendió que no importaba quién estuviera presente físicamente en su vida, sino el amor y la conexión que compartían. Y así fue como el cumpleaños número 44 de Alejandro se convirtió en una lección de amor inolvidable para él y todos los presentes en esa fiesta mágica.

Fin

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