La sorpresa del jardín
Melina se despertó temprano esa mañana con una gran sonrisa en su rostro. Pero cuando su mamá le dijo que era hora de ir al jardín, Melina comenzó a llorar. "No quiero ir al jardín, mamá", sollozó Melina.
"Quiero quedarme contigo". Pero la mamá tenía que ir a trabajar y no podía quedarse en casa con Melina todo el día. "Lo sé, cariño", dijo la mamá tratando de consolarla.
"Pero el jardín es un lugar muy divertido y seguro para los niños. Allí podrás jugar con otros niños y aprender muchas cosas nuevas". Melina seguía llorando y negándose a ir al jardín. La mamá estaba preocupada por cómo hacer que su hija se sintiera mejor.
De repente, la mamá tuvo una idea brillante:"- ¿Qué tal si hacemos algo especial esta tarde cuando regrese del trabajo? Podríamos cocinar tus galletas favoritas o leer tu libro preferido juntas.
"Melina levantó la cabeza para mirar a su mamá con curiosidad. "- ¿De verdad lo haremos?", preguntó ella. La madre asintió sonriendo: "- ¡Por supuesto! Y también tendrás muchas historias emocionantes para contarme sobre tu día en el jardín".
Melina pensó por un momento y luego secó sus lágrimas: "- Está bien, voy al jardín". Cuando llegaron al jardín, Melina todavía estaba un poco nerviosa pero rápidamente se dio cuenta de lo divertido que podía ser estar allí.
Ella jugaba con bloques de construcción, pintaba con acuarelas y cantaba canciones con sus nuevos amigos. Incluso se olvidó de que su mamá no estaba allí.
Cuando llegó la hora de irse, Melina estaba emocionada por contarle a su mamá todo lo que había hecho en el jardín. Y cuando llegaron a casa, cumplieron la promesa de hacer algo especial juntas. Melina aprendió que aunque puede ser difícil dejar a su mamá en el jardín, también puede ser muy divertido y emocionante.
A partir de ese día, Melina ya no lloraba al tener que ir al jardín. Sabía que siempre tendría muchas cosas nuevas y emocionantes para aprender allí, además de tener momentos especiales con su mamá después del trabajo.
FIN.