La sorpresa del jardín
Había una vez una ratoncita llamada Maus que vivía en un pequeño agujero dentro de una casa. Era muy curiosa y siempre estaba buscando aventuras.
Un día, mientras exploraba el jardín, Maus escuchó un ruido extraño proveniente de unos arbustos. Intrigada, se acercó sigilosamente y descubrió a un pequeño michito escondido entre las ramas. El gatito parecía asustado y solitario. Sin pensarlo dos veces, Maus decidió acercarse para hacerle compañía.
"¡Hola! Soy Maus ¿Cómo te llamas?"- preguntó la ratoncita con entusiasmo. El michito levantó tímidamente la cabeza y respondió: "Me llamo Mishi... pero estoy perdido y tengo miedo". Maus sintió mucha pena por Mishi, así que decidió ayudarlo a encontrar su hogar.
Juntos caminaron por el vecindario, preguntando a todos los animales si conocían al dueño del gatito. Pero nadie sabía nada sobre él. Desalentados, decidieron regresar al jardín donde se encontraron por primera vez.
Mientras tanto, Maus le contaba historias divertidas para animar a Mishi. "Sabes Mishi, aunque no hayamos encontrado tu hogar todavía, podemos ser amigos y crear nuestro propio lugar especial aquí en el jardín"- dijo Maus con alegría.
El michito sonrió tímidamente y aceptó la propuesta de su nueva amiga. Juntos construyeron una pequeña casita hecha de hojas secas y telarañas donde podrían jugar y dormir.
Maus enseñó a Mishi a trepar por los árboles y cazar insectos, mientras que él le enseñaba a Maus cómo tomar siestas al sol. Un día, mientras exploraban el jardín, encontraron un viejo libro sobre animales perdidos. Encontraron una foto de Mishi en sus páginas y descubrieron que su dueño lo estaba buscando desesperadamente.
Maus y Mishi se emocionaron mucho al saber que podrían encontrar su hogar. Con la ayuda de otros animales del vecindario, planearon una sorpresa para el dueño de Mishi.
Cuando finalmente encontraron al dueño, estaba tan feliz de ver a su querido michito que no podía contener las lágrimas de alegría. Agradeció a Maus por cuidar de Mishi y le prometió visitarla con frecuencia.
Después de despedirse con tristeza, Maus sintió un poco de nostalgia pero también mucha felicidad por haber ayudado a su amigo a volver con su familia. Sabía que siempre tendrían recuerdos especiales juntos y decidió continuar explorando el mundo en busca de nuevas aventuras.
Y así fue como Maus aprendió que la amistad verdadera puede superar cualquier obstáculo y que siempre hay una manera de hacer feliz a alguien aunque sea temporalmente. La ratoncita siguió viviendo emocionantes aventuras junto a nuevos amigos, sabiendo que había hecho una diferencia en la vida del pequeño michito llamado Mishi.
FIN.