La sorpresa en el hospital


Lola era una niña muy alegre y traviesa, pero un día se puso muy preocupada porque su abuelita tuvo que ser internada en el hospital.

La niña no entendía por qué su abuelita estaba tan enferma, y eso la entristecía mucho. Pasaban los días y Lola visitaba a su abuelita en el hospital, siempre con una mueca triste.

Un día, mientras paseaba por los pasillos del hospital, Lola se encontró con un grupo de payasos que estaban alegrando a los demás niños. Uno de ellos se acercó a Lola y le regaló un globo. -¿Por qué estás tan triste, pequeña? -preguntó el payaso. -Mi abuelita está enferma y no mejora -respondió Lola con la mirada en el piso.

El payaso le regaló una sonrisa y le dijo: -A veces, la alegría es el mejor medicamento. Sigue sonriendo, que eso le dará fuerzas a tu abuelita para sanar. Con esas palabras, el payaso le cambió el ánimo a Lola.

A partir de ese día, cada vez que visitaba a su abuelita, llevaba una sonrisa en el rostro, contándole chistes y jugando con ella. Poco a poco, la abuelita empezó a mejorar, y finalmente recibió el alta del hospital.

El reencuentro entre Lola y su abuelita fue emocionante, y desde ese día, Lola entendió que la alegría y el amor son tan importantes como la medicina.

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