La sorpresa musical de Martín


Había una vez un niño llamado Martín que vivía en un pequeño pueblo. Martín era muy curioso y le encantaba explorar y descubrir cosas nuevas. Pero lo que más disfrutaba era jugar en la calle con sus amigos.

Todos los días después de la escuela, Martín se reunía con sus amigos en el parque del pueblo. Jugaban a las escondidas, al fútbol y a muchas otras divertidas aventuras.

La risa y la alegría llenaban el aire mientras corrían de un lado a otro. Un día, cuando Martín llegó al parque, se dio cuenta de algo extraño. Sus amigos no estaban allí. Miró a su alrededor preocupado pero no había rastro de ellos.

Martín decidió ir a buscarlos por todo el pueblo. Recorrió las calles preguntando a cada persona si habían visto a sus amigos, pero nadie sabía nada sobre ellos. Desesperado y triste, Martín decidió regresar al parque para pensar qué hacer.

Fue entonces cuando vio algo brillante en el suelo: ¡era una nota! La recogió y comenzó a leerla:"Querido Martín, Nos hemos ido de viaje sorpresa con nuestras familias por unos días.

Sentimos mucho no haberte avisado antes, pero queremos que sepas que te extrañamos mucho. "Martín sintió una mezcla de emociones dentro de él: estaba feliz porque sus amigos estaban bien, pero también triste porque estaría solo durante esos días.

Decidió aprovechar ese tiempo para hacer algo especial por sí mismo. Recordó que siempre quiso aprender a tocar la guitarra, así que fue hasta la biblioteca del pueblo y pidió prestado un libro de música. Martín pasó los días practicando y aprendiendo acordes.

Aunque al principio fue difícil, no se rindió y poco a poco comenzó a tocar algunas canciones sencillas. La música llenaba su corazón de alegría y le ayudaba a olvidar la tristeza de estar solo.

Cuando sus amigos regresaron, Martín ya era un auténtico guitarrista. Les sorprendió tocándoles una canción que había compuesto especialmente para ellos. Todos quedaron maravillados con el talento de Martín y le pidieron que les enseñara a tocar la guitarra también.

A partir de ese día, todos los amigos de Martín formaron una banda musical. Practicaban juntos cada tarde después de jugar en la calle. Su música se escuchaba por todo el pueblo, llenando los corazones de todos con alegría.

Y así, el niño que jugaba en la calle con sus amigos descubrió una nueva pasión gracias a esos días en solitario.

Aprendió que siempre hay algo positivo incluso en las situaciones más difíciles y que nunca debemos rendirnos ante los desafíos que se nos presentan. Desde entonces, Martín siguió tocando la guitarra junto a sus amigos mientras continuaban disfrutando de sus aventuras en la calle del pequeño pueblo donde vivían.

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