La Sueña de Derecho Internacional



Era una mañana luminosa en la Universidad, y Valentina, una joven estudiante de derecho, se encontraba en su clase de Derecho Internacional Público. Mientras su profesora explicaba sobre jurisdicciones y tratados, su mente comenzó a divagar.

De repente, Valentina se vio a sí misma en un escenario grande y brillante, rodeada de personas de diversas nacionalidades. Eran funcionarios, estudiantes y profesionales de todo el mundo, emocionados por escucharla. Ella sonreía, con una carpeta de documentos en la mano y un micrófono en la otra.

"¡Hola a todos! Mi nombre es Valentina y les voy a contar sobre la historia del Derecho Internacional Público, una historia que une a las naciones y promueve la paz".

La audiencia aplaudió con entusiasmo. Valentina sintió una energía increíble recorriendo su cuerpo.

Pero luego, visualizó que algo no iba bien. Un grupo de personas se mostró desconectado, cansado. Uno de ellos se levantó y gritó:

"¡No entiendo nada! ¿Por qué es importante el Derecho Internacional?"

Valentina sintió un pequeño nudo en la garganta, pero decidió actuar. Se acercó al borde del escenario, miró a la audiencia fijamente y respondió con confianza:

"Es importante porque nos ayuda a resolver conflictos sin tener que pelear, a compartir recursos y a proteger los derechos humanos. ¡Es la brújula que guía a los países para convivir en armonía!"

La audiencia comenzó a murmurar entre ellos, algunos asintiendo. Valentina usó eso a su favor y continuó:

"Imaginemos por un momento que no existiera el Derecho Internacional.

¡Sería un mundo caótico!"

La imaginación de Valentina la llevó nuevamente a otro escenario: un mundo revuelto, con banderas de países en conflicto, donde las personas no podían comunicarse porque no había acuerdos. Comenzó a contar historias de cómo naciones unidas habían logrado resolver tensiones:

"¿Sabían que gracias a tratados como el de París, se evitó una guerra entre dos grandes naciones?"

La atención de la audiencia creció, y los rostros de preocupación comenzaron a despejarse. Un niño del público levantó la mano y preguntó:

"¿Y qué hacemos si no todos los países quieren jugar con las reglas?"

Valentina sonrió, emocionada de poder responder a una pregunta tan importante.

"Esa es una muy buena pregunta. Ahí es donde entra la diplomacia. A veces, se trata de hablar con quienes no están de acuerdo y buscar un terreno común. ¡Como cuando jugamos a la pelota y hay que acordar las reglas del juego!"

La audiencia comenzó a reírse y a asentir, conectando la idea de las reglas de la pelota con las reglas entre naciones.

Finalmente, Valentina decidió terminar su charla con una invitación:

"Así que los invito a todos a ser defensores de la paz y el diálogo. Cada uno de nosotros puede ser un embajador del derecho y ayudar a construir un mundo mejor".

Cuando concluyó, el público estalló en aplausos. Valentina miró a su alrededor, sintiéndose realizada. Se dio cuenta de que no sólo había compartido conocimiento, sino que había motivado a otros a hacer un cambio.

Y justo en ese momento, la voz de su profesora la despertó de su ensoñación:

"Valentina, ¿puedes contarnos lo más importante del Derecho Internacional que hayas aprendido hoy?"

Valentina, con una gran sonrisa, respondió:

"¡Sí! Que el Derecho Internacional es fundamental para la paz entre naciones y que cada uno de nosotros puede hacer la diferencia!"

Sus compañeros aplaudieron y Valentina sintió que, un día, su sueño de hablar al mundo se haría realidad. Y así, su viaje por el Derecho Internacional apenas comenzaba.

FIN.

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