La superstición de la mariposa negra



Lucía era una niña curiosa y alegre, a la que le encantaba jugar en el jardín de su abuela todas las tardes. Un día, mientras correteaba entre las flores, vio una mariposa negra revoloteando a su alrededor.

Su abuela, Doña Rosa, siempre le había contado que las mariposas negras traían mala suerte, y Lucía, asustada, corrió a contárselo. -¡Abuela, abuela! ¡Vi una mariposa negra en el jardín! -exclamó Lucía.

Doña Rosa sonrió y, tratando de disipar la superstición de su nieta, le explicó que en realidad las mariposas son criaturas maravillosas que traen consigo belleza y transformación. Sin embargo, unos días después, la abuela Doña Rosa enfermó. Lucía se preocupó mucho y recordó la mariposa negra.

Decidió investigar y descubrió que, en realidad, las mariposas negras simbolizan un cambio positivo, y que la enfermedad de su abuela podía ser un momento de transformación y recuperación. Con esta nueva idea en mente, Lucía cuidó a su abuela con amor y esperanza.

Poco a poco, Doña Rosa comenzó a sentirse mejor y juntas disfrutaron de la primavera en el jardín, observando a las mariposas negras revolotear.

Esta experiencia enseñó a Lucía que no hay que creer en supersticiones, sino confiar en el amor, la esperanza y la fuerza de voluntad para superar los momentos difíciles.

FIN.

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