La tarde de juegos y amistad de Pim Plim y Ambar


Un día soleado, Pim Plim y Ambar decidieron salir a pasear a la plaza. Llevaban sus bicicletas, un frisbee y mucha energía para disfrutar de un día al aire libre.

Al llegar a la plaza, se encontraron con muchos niños jugando en el parque. Pim Plim y Ambar se acercaron para saludarlos y rápidamente se hicieron amigos. "¡Hola chicos! ¿Quieren jugar con nosotros?", preguntó entusiasmado Pim Plim.

Los niños respondieron emocionados que sí, así que empezaron a jugar juntos con el frisbee. Después de un rato, los niños les mostraron una zona de juegos donde había columpios, toboganes y una casita del árbol. Pim Plim y Ambar no pudieron resistirse y empezaron a jugar también.

"¡Miren quién llegó!", dijo uno de los niños señalando hacia un grupo que acababa de llegar. Era otro grupo de niños que venían desde el otro extremo de la plaza.

Pero al acercarse al grupo nuevo, notaron algo extraño: estos niños no querían jugar ni compartir sus juguetes. Parecían tristes e incómodos. Pim Plim se acercó amistosamente para hablar con ellos:"¿Qué pasa? ¿No quieren jugar con nosotros?"Uno de los niños respondió tímidamente:"Es que no tenemos juguetes".

"Oh" , dijo Pim Plim comprensivamente. "Bueno, eso no es problema. Podemos prestarles algunos nuestros". Así fue como comenzaron todos juntos a divertirse aún más en la plaza.

Los primeros amigos enseñaron a los nuevos juegos divertidos, y Pim Plim y Ambar compartieron sus juguetes para que todos pudieran jugar juntos. "¡Gracias por compartir con nosotros!", exclamó uno de los niños. "No hay problema", dijo Pim Plim sonriendo. "La amistad es lo más importante".

De repente, el cielo empezó a oscurecerse y comenzó a llover. Todos se resguardaron bajo un árbol grande en la plaza. "¡Qué suerte que trajimos paraguas!", dijo Ambar riendo.

"Y además, ahora podemos seguir jugando al frisbee bajo la lluvia", agregó Pim Plim emocionado. Así fue como terminaron disfrutando de una tarde llena de diversión y amistad en la plaza, sin importar las condiciones climáticas ni las diferencias entre ellos.

Al despedirse, prometieron volver muy pronto a jugar juntos otra vez. Y así fue como aprendieron que lo importante no son los juguetes o las apariencias, sino compartir momentos felices con amigos verdaderos.

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