La tarde de los castillos de arena
En un hermoso día de verano, Sofía y Martín decidieron pasar la tarde en la playa junto a sus amigos, Valentina y Lucas.
El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados que reflejaban en el mar. - ¡Qué lindo atardecer! -exclamó Valentina mientras extendía una manta en la arena para sentarse. - Sí, es increíble. ¿Trajeron algo para comer? Tengo mucha hambre -dijo Martín con entusiasmo.
Sofía sacó de su bolso una canasta llena de sandwiches, frutas frescas y jugos naturales. Todos se acercaron ansiosos a saborear las delicias preparadas por ella. - ¡Está riquísimo! Gracias Sofi por cocinar tan bien -elogió Lucas con la boca llena.
Después de disfrutar de la comida, decidieron jugar un partido de voley en la orilla del mar. Las risas y gritos se mezclaban con el sonido de las olas rompiendo suavemente en la costa.
El juego estaba muy parejo y ninguno quería dar su brazo a torcer. De repente, Valentina propuso un desafío: construir castillos de arena para ver quién lograba hacer el más grande y resistente antes que llegara la marea alta.
- ¡Es una excelente idea! Vamos chicos, manos a la obra -dijo Sofía emocionada. Los cuatro amigos se pusieron creativos y empezaron a moldear sus castillos con gran dedicación.
Cada uno tenía su propio estilo: unos hacían torres altas, otros preferían los detalles decorativos en las murallas. El tiempo pasaba volando entre juegos y risas, hasta que finalmente terminaron sus creaciones justo cuando el sol se ocultaba detrás del mar.
Los castillos brillaban bajo los últimos rayos dorados del día, creando una estampa mágica e inolvidable. - ¡Qué divertido fue esto! Gracias por compartir esta tarde increíble juntos -expresó Lucas con alegría mientras se abrazaban todos mirando los castillos iluminados por la luna naciente.
Así concluyó este día lleno de amistad, diversión y complicidad en la playa al atardecer. Un recuerdo imborrable que guardarían en sus corazones para siempre, fortaleciendo aún más los vínculos que los unían como verdaderos amigos inseparables.
FIN.