La tarde de té en la casa de Zorro



Una tarde soleada, en un rincón tranquilo del bosque, el Zorro decidió invitar a sus amigos, el Gato y el Perro, a una merienda especial en su acogedora casa del té. Todo estaba preparado: una mesa pintoresca, tazas de cerámica brillantes y, por supuesto, deliciosos bocadillos.

Cuando el Gato llegó, olfateó el aire y dijo:

- ¡Mmm! Huele riquísimo, Zorro. ¿Qué has preparado hoy?

- He hecho mis galletas de bayas favoritas y un té de hierbas exquisito - respondió el Zorro con una sonrisa.

Poco después, el Perro llegó brincando y moviendo la cola.

- ¡Hola, amigos! ¡Listo para un festín!

Los tres se acomodaron a la mesa y disfrutaron de una buena charla mientras saboreaban las galletas.

- Oye, Gato - preguntó el Perro - ¿cuál es tu parte favorita de este té?

- Me encanta el momento en que estamos juntos, disfrutando de la amistad - respondió el Gato, haciendo un guiño.

De repente, una idea brilló en la mente del Zorro.

- ¿Y si hacemos algo divertido? ¿Qué tal un juego de acertijos?

- ¡Genial! - exclamó el Perro, saltando de la emoción.

- Proponé uno, Zorro - dijo el Gato, estirándose con curiosidad.

El Zorro sonrió con astucia y empezó:

- ¿Qué animal tiene una cola larga y un corazón grande, pero no puede ladrar?

El Perro pensó y pensó, meneando su cola, mientras que el Gato, más rápido, respondió:

- ¡Es el Zorro, por supuesto!

El Zorro se rió y replicó:

- Muy bien, ese fui yo, pero ahora te toca, Gato.

El Gato, lleno de confianza, hizo su acertijo:

- ¿Qué animal puede voler a 10 mil pies sobre el suelo pero prefiere caminar en el suelo?

El Perro y el Zorro se miraron confundidos. Después de unos momentos, el Zorro pensó en voz alta:

- ¡Es un gato! Porque, a pesar de que puede saltar alto, siempre prefiere estar en el suelo.

Al caer la tarde, los tres amigos se sintieron más unidos que nunca. Justo cuando iban a terminar su té, el Zorro les dijo:

- Me encanta compartir con ustedes, pero me gustaría que siempre mantuviéramos esto, ¡nuestra merienda de té!

El Gato maulló fuertemente:

- ¡Sí! Es una tradición fantástica.

Y así fue como, a partir de ese día, el Zorro, el Gato y el Perro se reunieron cada semana para disfrutar de una merienda llena de risas, acertijos y, sobre todo, amistad. Aprendieron que siempre era importante pasar tiempo juntos, celebrando el vínculo que compartían.

Y aunque podían ser diferentes, sus corazones siempre latían al unísono en la casa del té del Zorro.

FIN.

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