La Tarjeta del Amor



Denise era una maestra jardinera muy especial. Trabajaba en un jardín de infantes del barrio de Palermo y adoraba a sus pequeños alumnos.

Les prestaba atención a todos por igual, les enseñaba con paciencia y amor, y siempre estaba dispuesta a escucharlos. Un día, mientras estaba en el parque con los chicos, notó que uno de ellos estaba triste. Era Tomás, un niño muy dulce que solía ser muy activo y juguetón.

Denise se acercó a él para preguntarle qué le pasaba. "¿Qué te sucede, Tomás? ¿Por qué estás tan triste?"- preguntó Denise.

"Es que mi papá se fue muy lejos por trabajo y no lo voy a ver por mucho tiempo"- respondió el niño con lágrimas en los ojos. Denise sabía lo difícil que podía ser para los niños separarse de sus padres, así que decidió hacer algo especial para animarlo. "Tomás, tengo una idea.

Hoy vamos a hacer una manualidad muy linda para tu papá. ¿Te gustaría ayudarme?"- propuso Denise. El niño asintió emocionado y juntos empezaron a crear una tarjeta de cumpleaños para el padre de Tomás. Hicieron dibujos coloridos y pegaron brillantina hasta que quedó perfecta.

"¡Gracias maestra! ¡Es la mejor tarjeta del mundo!"- exclamó Tomás abrazando fuerte a Denise.

Esa noche, cuando llegó el momento de irse a dormir, Tomás le dijo emocionado a su mamá:"Hoy hice la tarjeta más linda del mundo con mi maestra Denise. Papá va a estar muy contento cuando la vea". La mamá de Tomás se emocionó al escucharlo y agradeció a Denise por su dedicación y cariño hacia los niños. Pero la historia no termina aquí.

Al día siguiente, cuando Denise llegó al jardín, encontró una sorpresa en su escritorio. Era una tarjeta de agradecimiento hecha por todos los chicos del jardín, con dibujos y mensajes llenos de amor y gratitud.

"¡Maestra, maestra! ¡Hicimos esta tarjeta para vos porque te queremos mucho!"- exclamaron los niños felices. Denise se emocionó hasta las lágrimas al ver el gesto tan lindo de sus pequeños alumnos.

Se dio cuenta que su trabajo como maestra jardinera era mucho más que enseñar números y letras; era también ayudar a los niños a crecer felices y seguros de sí mismos.

Desde ese día en adelante, Denise siguió trabajando con pasión y dedicación, sabiendo que cada niño tenía un mundo interior único e irrepetible que ella podía ayudar a descubrir. Y así fue como se convirtió en una maestra jardinera inspiradora para muchos otros niños del barrio de Palermo.

FIN.

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