La tarta de helado y la amistad



Emma era una niña muy alegre y activa. Siempre estaba buscando nuevas aventuras y cosas interesantes para hacer. Un día, mientras caminaba por la calle, se encontró con un pequeño gatito que estaba maullando tristemente.

"Hola, ¿cómo estás?" - le preguntó Emma al gatito acariciándolo suavemente. El gatito comenzó a ronronear de felicidad y Emma sonrió.

Desde ese día, cada vez que veía un gato en la calle, lo saludaba amablemente y se aseguraba de que estuviera bien. Un día, mientras jugaba al tenis con sus amigos en el parque, Emma notó que uno de sus amigos estaba triste. "¿Qué pasa Martina? ¿Estás bien?" - preguntó Emma preocupada. "No sé...

estoy un poco triste hoy" - respondió Martina con voz baja. Emma sabía que a veces las personas necesitaban alguien con quien hablar cuando se sentían así.

Así que invitó a Martina a tomar un helado juntas después del juego de tenis. Mientras disfrutaban de sus deliciosos helados, hablaron sobre lo que había estado molestando a Martina y cómo podían solucionarlo juntas.

A medida que pasaban los días, Emma seguía siendo la misma niña divertida e inquieta pero también aprendió algo importante: siempre debemos estar ahí para nuestros amigos cuando nos necesitan. Y eso es exactamente lo que hizo por Martina aquel día.

Un día después de jugar al tenis en el parque con sus amigos, Emma decidió visitar a su papá en el trabajo. Cuando llegó allí, encontró a su papá muy ocupado con una gran cantidad de papeles y documentos. "Hola, papá. ¿Cómo estás?" - preguntó Emma sonriendo. "Hola, mi amor.

Estoy un poco ocupado en este momento" - respondió su papá sin levantar la vista de sus papeles.

Emma sabía que su papá estaba muy ocupado en ese momento pero también sabía lo importante que era pasar tiempo juntos como familia. Así que decidió hacer algo especial para él. Esa noche, después de cenar, Emma sorprendió a su padre con una deliciosa tarta de helado casera hecha por ella misma.

Su padre se emocionó mucho y le dio un gran abrazo a Emma. "Gracias hija mía, esto es increíblemente dulce" - dijo el padre emocionado.

Emma se sintió muy feliz al ver la sonrisa en el rostro de su padre y supo que había hecho algo especial para él. Desde entonces, Emma aprendió que siempre debemos estar ahí para nuestros amigos y familiares cuando nos necesitan.

Además, nunca subestimes el poder de un pequeño gesto amable y dulce como una tarta de helado casera para alegrarle el día a alguien más.

FIN.

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