La tienda de las pociones mágicas



Había una vez en un pequeño pueblo encantado, un mago muy peculiar llamado Don Bartolo. Este mago tenía una barba larga y desordenada que llegaba hasta sus pies, y siempre llevaba puesto un sombrero puntiagudo de colores brillantes.

Don Bartolo era conocido por su habilidad para hacer pociones mágicas, pero no eran pociones comunes y corrientes, ¡eran pociones locas! Aunque a veces sus experimentos no salían como él esperaba, siempre lograban sorprender a todos.

Un día, Don Bartolo decidió abrir una tienda donde las personas pudieran probar sus increíbles pociones. La noticia se esparció rápidamente por todo el pueblo y los habitantes estaban emocionados por conocer las creaciones del mago loco.

Cuando la tienda abrió sus puertas, la gente hacía fila para entrar. Todos estaban ansiosos por ver qué tipo de pociones había inventado Don Bartolo esta vez.

Había pociones que te hacían reír sin parar, otras que te convertían en animales durante unas horas e incluso algunas que te permitían volar como pájaros. Uno de los primeros clientes fue un niño llamado Lucas. Era muy tímido y le costaba mucho hablar con las demás personas.

Cuando entró a la tienda del mago loco, Don Bartolo lo saludó con una gran sonrisa. "¡Hola Lucas! Veo que necesitas algo especial hoy ¿No es así?"- dijo el mago mientras revolvía algunos ingredientes en su caldero. "S-sí...

me gustaría poder hablar más fácilmente con los demás"- respondió Lucas tímidamente. Don Bartolo pensó por un momento y luego le entregó una pequeña poción a Lucas. Le explicó que debía tomarla antes de hablar con alguien y así se sentiría más seguro y confiado.

Lucas bebió la poción y en ese mismo instante sintió una extraña energía recorriendo su cuerpo. Sintió como si pudiera hablar sin miedo, como si las palabras fluyeran naturalmente de su boca.

Emocionado, salió de la tienda del mago loco y fue directamente al parque donde se encontraban sus amigos jugando. Se acercó a ellos con una gran sonrisa en el rostro y comenzó a contarles historias divertidas. Sus amigos quedaron sorprendidos al escucharlo hablar tan fluidamente.

Todos comenzaron a reírse y disfrutaron mucho de la compañía de Lucas ese día. A partir de ese momento, Lucas ya no era tan tímido.

Gracias a la poción del mago loco, había descubierto su propia voz y ahora podía expresarse libremente ante los demás. Poco a poco, Don Bartolo fue ayudando a muchas personas del pueblo con sus pociones locas.

Algunos necesitaban coraje para enfrentar sus miedos, otros querían encontrar la felicidad en pequeñas cosas cotidianas o simplemente buscaban aventuras emocionantes. Cada vez que alguien probaba una poción del mago loco, siempre aprendían algo valioso sobre sí mismos.

Don Bartolo les enseñaba que todos tenemos habilidades especiales dentro de nosotros mismos y que solo hace falta un poco de magia para descubrirlas. Así, Don Bartolo y sus pociones locas se convirtieron en una parte importante de la vida del pueblo encantado.

Y aunque a veces las cosas no salían como él esperaba, siempre lograba hacer sonreír a las personas y ayudarlas a encontrar su propio camino. Y colorín colorado, este cuento del mago loco ha terminado.

Pero recuerda, ¡la magia está en ti! Solo tienes que creer en ti mismo y estar dispuesto a descubrir todo lo maravilloso que hay dentro de ti.

FIN.

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