La Tienda Enbrujada



Había una vez una joven llamada Clara, que vivía en un pequeño pueblo lleno de historias y leyendas. Un día, mientras paseaba por la plaza, vio un letrero antiguo que decía: 'Se necesita ayuda en la Tienda de Maravillas'. La curiosidad la llevó hasta allí.

Al entrar, se encontró con una tienda mágica. Estantes llenos de frascos de colores, objetos brillantes y una suave música que parecía venir de todas partes. En el mostrador, había una anciana con una sonrisa cálida.

"¡Hola, querida! Soy Doña Milagros, la dueña de esta tienda. ¿Te gustaría trabajar aquí?"

Clara, emocionada, aceptó de inmediato. Los días pasaron volando, y Clara descubrió que cada objeto en la tienda tenía una historia especial. Un día, mientras limpiaba un frasco que brillaba intensamente, escuchó una voz que decía:

"¡Ayuda! Necesito salir de aquí."

Clara, asustada pero valiente, contestó:

"¿Quién está ahí?"

Del frasco apareció un pequeño espíritu llamado Lúcido.

"Soy un espíritu atrapado. Necesito que me ayudes a recuperar mi luz."

Intrigada, Clara le preguntó qué debía hacer. Lúcido explicó:

"Debes encontrar la llave mágica que abre el gran cofre escondido en la tienda. Esa llave tiene la forma de un corazón y está escondida en algún lugar. Si la encuentras, podré volver a brillar y liberarme."

Clara, decidida, comenzó su búsqueda. Miró detrás de cada estante y en cada rincón. Encontró brújulas, espejos, y hasta un sombrero que hablaba. Sin embargo, la llave seguía sin aparecer.

Un día, mientras organizaba los juguetes, notó algo brillante en el fondo de una caja. Sin dudarlo, metió la mano y sacó un pequeño corazón dorado.

"¡Lúcido, encontré la llave!"

Lúcido estaba emocionado.

"¡Rápido, llévame al cofre!"

Clara corrió hacia el gran cofre que estaba en una esquina de la tienda. Lo abrió con la llave corazón, y en ese instante, un brillo deslumbrante iluminó el lugar. Lúcido salió volando y se convirtió en un hermoso hada.

"¡Has hecho un gran trabajo, Clara! Gracias a tu valentía, he recuperado mi luz. Pero hay algo que quiero darte a cambio. Te concederé un deseo."

Clara, sorprendida, pensó en todo lo que había vivido y en cómo la tienda había cambiado su vida.

"Deseo que todos en el pueblo conozcan la magia de esta tienda y puedan encontrar su fuerza interior."

Lúcido sonrió y chasqueó los dedos.

"Tu deseo se ha cumplido. A partir de ahora, cada vez que alguien entre a la tienda, descubrirá su propia magia."

Desde ese día, la Tienda de Maravillas se convirtió en un lugar donde todos los niños y adultos podían aprender sobre sí mismos y encontrar su propósito. Clara se sintió feliz, no solo por haber liberado a Lúcido, sino porque había hecho del pueblo un lugar más mágico y especial. La tienda no solo vendía objetos, sino que ofrecía experiencias, sueños y esperanzas. Y así, Clara se convirtió en la mejor ayudante de Doña Milagros, y cada día era una nueva aventura llena de alegría y magia.

FIN.

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