La Tierra de los Sueños



En un hermoso valle, lejanas montañas lo rodeaban y un rayo de sol iluminaba los campos verdes de los campesinos. En este lugar vivía un grupo de campesinos que cultivaban la tierra con amor. Sus días eran alegres, pero un oscuro problema se cernía sobre ellos: un grupo de hombres armados quería reclamar sus tierras y sembrar el miedo entre ellos.

Un día, mientras Juanito, un niño con una gran imaginación, paseaba por el campo, escuchó un estruendo. Se acercó y vio que varios campesinos estaban discutiendo con unos hombres con armas.

"¡Dejen de pelear! ¿Qué está pasando?"- preguntó Juanito con su voz inocente.

"Estos hombres quieren quitarnos nuestras tierras, Juanito. Sin ellas, no podremos alimentar a nuestras familias!"- respondió la señora Rosa, anciana del pueblo, con lágrimas en los ojos.

Juanito miró a su alrededor y vio la tristeza en los rostros de todos. Entonces se le ocurrió una idea.

"¡Eureka!"- exclamó. "Hagamos una gran fiesta para mostrar lo que somos capaces de hacer con esta tierra. Invitemos a todos, incluso a esos hombres. Quizás, al vernos juntos, entiendan que somos una comunidad y que la tierra es de todos!"-

Los campesinos se miraron entre sí, intrigados por la idea de Juanito.

"Pero, ¿y si no vienen?"- preguntó Don Miguel, el más viejo del pueblo.

"No importa, sólo necesitamos poner en práctica nuestras tradiciones. Cocinaremos, bailaremos y compartiremos lo mejor de nosotros!"- respondió Juanito, con una gran sonrisa.

Así que los campesinos se pusieron manos a la obra. Prepararon comida, decoraron el campo con flores y banderitas, y ensayaron bailes que hicieron reír y alegrar a los niños.

Llegado el día de la fiesta, se armaron mesas largas llenas de comida: empanadas, asado, y dulces de todo tipo. Juanito, con su alegría contagiosa, organizó juegos para que todos participaran.

Los hombres armados, intrigados por lo que sucedía, decidieron acercarse al lugar. Al principio, se sentían extraños allí, con sus armas en la mano. Pero, al ver a los niños jugar y a las familias reír, poco a poco comenzaron a relajarse.

"¿Por qué están tan felices?"- preguntó uno de ellos, sorprendido.

"¡Porque somos una comunidad! La tierra es nuestra amiga y nos da lo que necesitamos para vivir. No queremos pelear, sólo compartir..."- dijo Juanito, con su voz clara.

Los hombres armados se miraron entre sí, dudando de sus decisiones. Nunca habían visto un lugar así, lleno de alegría y color. Poco a poco, las risas y los bailes los fueron conquistando.

"Quizás deberíamos unirnos a ustedes, no queremos hacerles daño..."- dijo el más grande de los hombres, dejando su pistola en el suelo.

Los campesinos, sorprendidos, no podían creerlo.

"¡Claro! Todos son bienvenidos. La tierra puede sustentar a más gente si trabajamos en armonía"- exclamó la señora Rosa.

Esa noche, bajo un cielo estrellado, hombres armados y campesinos bailaron juntos, compartieron historias y sueños. En aquel mágico lugar, aprendieron que la unidad y el amor son más poderosos que cualquier arma.

Desde esa fiesta, las tierras del valle nunca más fueron un motivo de conflicto. Los campesinos y los ex hombres armados se unieron para trabajar juntos, cultivando la tierra y creando una comunidad próspera.

Y así, Juanito se convirtió en un gran líder, enseñando a todos lo importante que es resolver las diferencias a través del diálogo y la alegría.

La Tierra de los Sueños siguió floreciendo, y en ella todos comprendieron que, juntos, podían ser mucho más fuertes.

FIN.

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