La tormenta de historias
había calma. Aquella tarde, el cielo se oscureció de repente en el pueblo de Arcoíris, anunciando la llegada de una tormenta.
Leo y Gerry, quienes siempre habían temido los truenos y relámpagos, se miraron preocupados desde la ventana de la casa del árbol donde vivían. "¡Leo, esta tormenta se ve muy fuerte! ¿Qué vamos a hacer?", preguntó Gerry con voz temblorosa.
Leo, tratando de aparentar valentía aunque su corazón también latía con fuerza, respondió: "No te preocupes, Gerry. Estamos juntos y podemos enfrentarla unidos. Además, sé una forma de distraernos y olvidar el miedo". Y así fue como Leo comenzó a contarle a Gerry historias divertidas sobre sus aventuras pasadas en el bosque encantado.
Con cada palabra que salía de la boca del león, el ambiente se volvía más cálido y acogedor dentro de la casa del árbol.
"Recuerdas cuando nos perdimos en aquel laberinto gigante y logramos salir gracias a tu ingenio para resolver acertijos?", dijo Leo con una sonrisa. Gerry rió al recordar aquella travesura y respondió: "¡Claro que sí! Fue un momento emocionante y estábamos tan unidos que pudimos superarlo juntos".
Mientras las historias fluían entre risas y complicidad, los estruendosos truenos afuera parecían desvanecerse poco a poco. La amistad entre Leo y Gerry les daba fuerzas para enfrentar cualquier adversidad. De repente, un destello brillante iluminó la habitación seguido por un estruendo ensordecedor.
La tormenta estaba justo sobre ellos. Sin embargo, en ese preciso instante algo mágico sucedió: un arcoíris apareció en el cielo grisáceo como si quisiera recordarles que después de la lluvia siempre sale el sol.
"¡Mira Leo, un arcoíris!", exclamó Gerry señalando hacia afuera. Leo sonrió con ternura y dijo: "Eso es verdad, amigo. Después de cada tormenta hay algo hermoso esperándonos".
Con esa imagen grabada en sus mentes y corazones, Leo y Gerry sintieron cómo el miedo se disipaba por completo. Sabían que mientras estuvieran juntos podrían superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.
Así terminó aquella tarde inolvidable en el pueblo de Arcoíris: con dos amigos fortalecidos por la amistad y listos para enfrentar juntos lo que el futuro les tuviera preparado.
Y es que como bien aprendieron Leo el león y Gerry la jirafa, no hay nada más poderoso ni valioso que tener a alguien especial a tu lado cuando las nubes grises amenazan con opacar tu día.
FIN.