La tormenta de la amistad


En la granja del tito Nando, la vida transcurría tranquila y alegre. Las mañanas comenzaban con el canto alegre de Vicente, el gallo que despertaba a todos los animales con su sonoro —"kikiriki" .

A su lado, siempre elegante y coqueta, estaba Susanita, la gallina con un copete tan llamativo que parecía una verdadera reina.

Un día soleado, mientras todos los animales se preparaban para disfrutar de un picnic en el campo, llegó una noticia inesperada: se acercaba una tormenta. El cielo se oscureció rápidamente y el viento soplaba con fuerza. Todos los animales corrieron a resguardarse en sus casas, preocupados por lo que pudiera ocurrir.

"¡Vicente, Susanita! ¡Tenemos que protegernos de la tormenta!", exclamó Tito Nando mientras corría hacia ellos. Los dos amigos asintieron y siguieron a Tito Nando hasta el granero más cercano. Mientras esperaban a que pasara la tormenta, Vicente decidió entretener a los demás animales con su hermoso canto.

Pronto, todos estaban cantando y bailando al ritmo de la música de Vicente. Pero la tormenta no parecía amainar. El viento soplaba cada vez más fuerte y las gotas de lluvia golpeaban contra el techo del granero.

Susanita miraba preocupada por la ventana, preguntándose si todo volvería a ser como antes. "Tranquila Susanita", dijo Vicente con voz calmada. "Juntos podemos superar cualquier adversidad". Las palabras de Vicente llenaron de valor a Susanita.

Decidieron unir fuerzas para enfrentar juntos la tormenta. Con ingenio y determinación, buscaron materiales en el granero para construir un refugio improvisado donde resguardarse hasta que pasara lo peor.

La lluvia finalmente cesó y los primeros rayos de sol iluminaron la granja del tito Nando. Los animales salieron del refugio para encontrarse con un arcoíris brillante en el cielo. "¡Lo logramos!", exclamó Susanita emocionada. "Así es", respondió Vicente orgulloso.

"Cuando trabajamos juntos y confiamos en nuestras habilidades, somos capaces de superar cualquier desafío". Desde ese día, Susanita y Vicente se convirtieron en ejemplo para todos los demás animales de la granja del tito Nando.

Su valentía, compañerismo y espíritu positivo inspiraron a cada uno a enfrentar las dificultades con optimismo y trabajo en equipo.

Y así, entre cantos alegres y risas compartidas, la vida en la granja del tito Nando siguió siendo tan vibrante como siempre; porque cuando hay amor y solidaridad entre amigos no hay tormenta que pueda opacar su luz.

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