La tormenta en la escuela Sabio



En la escuela Sabio, en el quinto B, se encontraban los niños Robinson, Adrián Gabriel, Adrana, Alexis Jadiel, Alexis Josue, Ariel, Dasly, Dawin, Diego, Elisauris, Emely, Enmanuel, Ferneli, Franco, Janel, Jean Marco, Jennessys, Jeremy, Juan David, Karla, Lisandry, Luis, Luiyi, M Alejandro, Misael y Taylor.

Un día como cualquier otro en la escuela Sabio estaba por comenzar cuando la maestra Clara les anunció a los niños que tendrían una tarea muy especial ese día.

- ¡Buenos días chicos! Hoy vamos a hacer un proyecto en el que cada uno de ustedes tendrá que plantar una semilla y cuidarla hasta que crezca. ¿Les gustaría participar? - preguntó la maestra Clara con entusiasmo. Los niños estaban emocionados con la idea de tener su propia planta para cuidar y ver crecer.

Se pusieron manos a la obra y cada uno eligió una semilla distinta: girasol, calabaza, tomate y muchas otras variedades. - ¡Vamos a necesitar tierra fértil para nuestras plantitas! - exclamó Emely mientras ayudaba a sus compañeros a preparar las macetas.

Con mucha dedicación y esfuerzo, los niños plantaron sus semillas y se comprometieron a regarlas todos los días y asegurarse de que recibieran suficiente luz solar. Los días pasaron y las pequeñas plantas empezaron a brotar de la tierra.

Cada niño cuidaba con cariño su planta y se alegraba al ver cómo crecía poco a poco. Sin embargo, un día llegó una fuerte tormenta que amenazaba con arruinar todo su trabajo duro.

- ¡Oh no! ¡Nuestras plantas están en peligro! - exclamó Juan David preocupado al ver las nubes negras en el cielo. Pero los niños no se rindieron tan fácilmente. Decidieron unir fuerzas para proteger sus plantas de la lluvia.

Construyeron pequeños refugios improvisados con palos y hojas para mantenerlas secas durante la tormenta. - ¡Lo logramos! Nuestras plantitas están salvadas gracias al trabajo en equipo - dijo Lisandry con alegría al ver que sus esfuerzos habían dado resultado.

La tormenta pasó y el sol volvió a brillar sobre la escuela Sabio. Las plantas continuaron creciendo sanas y fuertes gracias al cuidado constante de los niños. Finalmente llegó el día en que florecieron hermosas flores de todas formas y colores.

- ¡Miren qué bonitas son nuestras plantas! Todo valió la pena por este momento - expresó Ariel emocionado al ver el resultado final del proyecto.

Los niños aprendieron una valiosa lección sobre perseverancia, trabajo en equipo y cuidado del medio ambiente gracias a esta experiencia inolvidable en la escuela Sabio. Y así demostraron que juntos podían superar cualquier desafío que se les presentara en el camino.

FIN.

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