La Torre de las Palabras



En una ciudad muy, muy lejana, había un enorme mercado donde personas de todas partes del mundo iban a comprar y vender cosas. En medio del bullicio, dos niños se encontraron por primera vez: Emma, que hablaba español, y Leo, que hablaba francés. Aunque no compartían un idioma común, ambos tenían la misma curiosidad.

Mientras exploraban el mercado, Emma se asombró al ver una colorida torre de palabras llena de letras danzantes que flotaban en el aire.

"¿Qué será eso?" - preguntó Emma, señalando la torre.

"Je ne sais pas?" - respondió Leo, encogiéndose de hombros.

A pesar de no entenderse, ambos decidieron acercarse a la torre. Empezaron a tocar las letras que brillaban, y cada vez que lo hacían, una melodía encantadora surgía de la torre.

"¡Es mágica!" - exclamó Emma, saltando de alegría.

"Magique!" - dijo Leo, riendo.

De pronto, una letra 'E' del grupo se desprendió y comenzó a danzar alrededor de ellos.

"¿Adónde vas?" - preguntó Emma asombrada.

"Où es-tu?" - dijo Leo, también intrigado.

La letra 'E' se detuvo frente a ellos y pareció hacer un gesto con su forma curvada, invitándolos a seguirla. Sin pensarlo dos veces, comenzaron a correr detrás de la letra.

La letra los condujo a un rincón del mercado que nunca habían visto antes. Allí, encontraron un grupo de niños de diferentes culturas que jugaban y compartían historias. Cada niño hablaba un idioma distinto, pero todos se comunicaban con risas y gestos.

"Mirá, Emma!" - dijo Leo, apuntando a un niño que jugaba con una pelota de colores.

"¡Vamos a jugar!" - sugirió Emma con entusiasmo.

Ambos se unieron al juego, y mientras corrían tras la pelota, comenzaron a darse cuenta de que, aunque no hablaban el mismo idioma, la diversión y la amistad no necesitaban palabras.

De repente, un viento fuerte sopló a través del mercado y desordenó las letras que danzaban. Las letras comenzaron a volar por todas partes, y la torre empezó a tambalearse. Emma, Leo y los otros niños se miraron con preocupación.

"¿Qué vamos a hacer?" - preguntó Emma, viendo cómo la torre se movía.

"Nous devons les attraper!" - dijo Leo, decidido.

Los niños se unieron en una cadena, estirando sus manos y colaborando para capturar las letras que volaban por el aire.

Uno a uno, lograron atrapar a las letras, usando sus habilidades y creatividad. Leo inventó un juego de atrapar y lanzar, mientras Emma usó su ingenio para organizar a los demás.

Finalmente, después de un gran esfuerzo, todos lograron reunir las letras en un solo lugar. La letra 'E' flotó hacia el centro y, con un destello brillante, restableció el equilibrio de la Torre de las Palabras.

Los niños aplaudieron, llenos de orgullo por lo que habían logrado juntos. La Torre comenzó a brillar intensamente y a hablar.

"Gracias, pequeños héroes. Han demostrado que, a través de la cooperación y la amistad, no hay barreras que no puedan superar. Cada uno de ustedes tiene habilidades únicas, y juntos son más fuertes."

"¡Sí!" - gritaron todos a coro.

Emma y Leo se miraron, comprendiendo que la verdadera magia estaba en su amistad y en las historias que podrían compartir. Prometieron encontrarse nuevamente en el mercado para jugar y aprender más el uno del otro.

A partir de ese día, la Torre de las Palabras se convirtió en un lugar especial, donde niños de todos los rincones del mundo se reunían para celebrar sus diferencias y crear lazos de amistad, intercambiando palabras, risas y sueños.

Y así, en la ciudad muy lejana, empezó una nueva historia de unión, donde los idiomas no eran barreras, sino puentes hacia el entendimiento y la alegría.

FIN.

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