La torre más alta




Pedro era un niño curioso y creativo que disfrutaba construyendo torres y castillos con sus bloques. Un día, su maestra le propuso un nuevo desafío: construir la torre más alta que jamás se haya visto.

Pedro se emocionó al escuchar el reto y se puso manos a la obra. Usando todos sus bloques, Pedro comenzó a apilarlos uno sobre otro, concentrándose en su tarea con entusiasmo.

- ¡Esta torre será la más alta de todas! - exclamó Pedro, mientras balanceaba con cuidado cada bloque. Sin embargo, cuando la torre comenzaba a alcanzar una altura impresionante, un golpe accidental la derribó por completo.

Pedro se desanimó al ver su trabajo arruinado, pero su maestra se acercó a él con una dulce sonrisa. - No te preocupes, Pedro. Las mejores torres también sufren contratiempos. Es parte de aprender a construir. Anímate y vuelve a intentarlo. Pedro asintió con determinación y comenzó de nuevo. Esta vez, con más paciencia y cuidado.

A medida que la torre crecía, Pedro aprendió a ser más meticuloso, a tomar decisiones más acertadas y a no rendirse ante las dificultades. Finalmente, su torre alcanzó una altura sorprendente, superando todas las expectativas.

Pedro sintió una gran satisfacción al ver su creación en todo su esplendor. - ¡Lo logré! - gritó Pedro con alegría. La maestra, orgullosa, lo felicitó y le recordó lo importante que es perseverar y aprender de los errores.

Desde ese día, Pedro supo que con esfuerzo y dedicación, podía alcanzar grandes alturas, no solo construyendo torres, sino también enfrentando cualquier desafío que se le presentara.

FIN.

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