La Torta de Chocolate del Abuelito


Había una vez un abuelito muy feliz llamado Don Carlos. Él vivía en una casa grande y acogedora junto a su esposa Doña Marta, sus tres hijos y sus tres nietos.

Todos los domingos, la familia se reunía para almorzar juntos y disfrutar de un día lleno de risas y diversión. Un domingo por la mañana, Don Carlos recibió una llamada que lo dejó preocupado.

Su hijo mayor había tenido un accidente en el trabajo y estaba hospitalizado. Sin pensarlo dos veces, Don Carlos decidió ir a visitarlo para asegurarse de que estaba bien. Cuando llegó al hospital, encontró a su hijo con una pierna vendada pero sonriendo.

"Papá, estoy bien", le dijo el hijo mientras lo abrazaba fuerte. Don Carlos se sintió aliviado al ver que su hijo estaba bien, pero también triste porque no podría estar con ellos en el almuerzo familiar ese domingo. Sin embargo, decidió hacer algo especial para él.

Fue a la cafetería del hospital y compró un pedazo de torta de chocolate favorita de su hijo junto con algunas galletas saladas.

Luego regresó a la habitación del hospital donde estaba su hijo y le mostró lo que había traído. "¿Esto es para mí?", preguntó emocionado el hijo mientras tomaba la torta de chocolate. "Sí", respondió Don Carlos sonriendo. "Quería hacerte sentir mejor".

El hijo comió la torta con tanto gusto que parecía haber olvidado todo sobre el dolor en su pierna. Y aunque no pudieron compartir el almuerzo familiar juntos ese domingo, ambos se sintieron más cerca el uno del otro que nunca.

Cuando Don Carlos regresó a casa, la familia estaba esperándolo con ansias. "¡Abuelo! ¿Cómo está papá?", preguntaron los nietos emocionados. "Está bien", respondió Don Carlos sonriendo. "Compré su torta de chocolate favorita para él".

Todos se sintieron felices al saber que el hijo estaba bien y que habían pensado en él incluso cuando no podía estar presente en el almuerzo familiar. Ese domingo, aprendieron una valiosa lección: la familia es lo más importante y siempre debemos cuidarnos mutuamente, sin importar las circunstancias.

Y aunque extrañaban al hijo mayor ese día, sabían que pronto estaría de vuelta con ellos para compartir más momentos felices juntos.

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