La torta de Juana


Era un día soleado y perfecto para celebrar el cumpleaños de Juana. Roman, mi primo, y yo estábamos emocionados por la fiesta. Mi hermano Koky se sumó a nosotros en el camino hacia la casa de Juana.

Al llegar, vimos que los padres de Juana habían preparado una gran fiesta en su jardín trasero. Había globos de colores por todas partes y una enorme torta con velas esperando ser sopladas.

Juana estaba corriendo por todos lados, jugando con sus amigos y riendo a carcajadas. Se veía tan feliz que era imposible no contagiarse de su alegría. "¡Feliz cumpleaños, Juana!", gritamos al unísono mientras nos acercábamos a ella.

Ella saltó hacia nosotros y nos abrazó fuerte antes de mostrarnos todos los regalos que había recibido. Sin embargo, justo cuando estábamos a punto de cantarle "Feliz Cumpleaños", algo inesperado sucedió: ¡la torta desapareció!"¿Dónde está la torta?", pregunté preocupada.

Todos comenzaron a buscarla pero nadie parecía saber dónde estaba. Hasta que escuchamos unos ruidos extraños provenientes del cobertizo del jardín. "¡Vengan por aquí!", grité emocionada mientras corría hacia allá seguida por los demás.

Cuando llegamos al cobertizo encontramos a Juana sentada en el piso junto a la torta, comiendo pedazos grandes con las manos llenas de crema batida. "¡Juana! ¿Por qué te llevaste la torta?", pregunté asombrada. "Lo siento, no pude resistirme", respondió ella con una sonrisa traviesa en su rostro.

Todos nos reímos al verla tan feliz y emocionada por haberse comido la torta. Pero luego de un momento de diversión, supimos que debíamos enseñarle a Juana sobre el valor de compartir y esperar su turno para disfrutar las cosas.

Con paciencia y amor, le explicamos a Juana lo importante que es ser amable con los demás y dejar que todos tengan la oportunidad de disfrutar las cosas juntos.

Ella entendió nuestro mensaje y prometió tratar de ser más paciente y considerada en el futuro. Fue un cumpleaños inolvidable lleno de risas, sorpresas e importantes lecciones aprendidas.

Al final del día, cada uno se fue a casa con una sonrisa en el rostro sabiendo que habíamos pasado un gran tiempo juntos celebrando la vida y creciendo como personas.

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