La tortuga aventurera
Había una vez, en un bosque muy lejano, una tortuga llamada Manuelina. Ella soñaba con conocer la Torre Eiffel en París, pero no sabía cómo llegar allí.
Un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con Malena, una niña muy amable que estaba jugando cerca del río. "¡Hola! ¿Qué haces aquí?", preguntó Malena con curiosidad. "Estoy intentando encontrar la manera de ir a París para ver la Torre Eiffel", respondió Manuelina tristemente.
"¡Oh! No te preocupes. Yo puedo ayudarte a llegar allí", dijo Malena sonriendo. Manuelina no podía creer lo que acababa de escuchar.
¿Cómo podría ayudarla una niña? Pero decidió darle una oportunidad y escuchó atentamente lo que tenía que decirle. "¿Alguna vez has pensado en disfrazarte como cartera y viajar colgada de las personas?", preguntó Malena entusiasmada. Manuelina se quedó boquiabierta al oír eso.
Nunca había considerado esa opción antes, pero parecía ser una buena idea para ella. "Pero... ¿cómo podré hacerlo si soy tan lenta?", cuestionó Manuelina preocupada. "No te preocupes por eso", respondió Malena tranquilizándola. "Yo te enseñaré todo lo que necesitas saber".
Y así fue como comenzaron los ensayos para el gran viaje de Manuelina a París. Malena le enseñó a trepar árboles y saltar sobre piedras para que pudiera moverse más rápido.
También le enseñó a camuflarse como una cartera para que nadie sospechara de ella. Finalmente, llegó el gran día del viaje. Manuelina estaba lista para partir y se despidió emocionada de Malena.
"¡Gracias por todo lo que has hecho por mí! ¡No sé cómo podría haberlo logrado sin ti!", dijo Manuelina con lágrimas en los ojos. "No hay problema", respondió Malena sonriendo. "Solo recuerda nunca rendirte en tus sueños". Manuelina partió hacia París colgando de la gente como si fuera una cartera.
A pesar de las dificultades, no perdió la esperanza y siguió adelante hasta llegar a su destino final: la Torre Eiffel. Allí, se encontró con Malena nuevamente, quien había venido a verla cumplir su sueño. "¡Lo lograste!", exclamó Malena abrazándola fuertemente. "Sí...
gracias a ti", respondió Manuelina con lágrimas en los ojos. "Nunca olvidaré esta aventura juntas".
Y así termina la historia de cómo una tortuga valiente y perseverante logró cumplir su sueño gracias a la ayuda y apoyo incondicional de una niña amable. Una historia inspiradora sobre el poder del trabajo en equipo y la importancia de nunca renunciar ante las adversidades.
FIN.