La tortuga aventurera



Había una vez una tortuga llamada Margarita que vivía en un hermoso jardín. Aunque era muy feliz allí, siempre se sentía un poco solitaria ya que no tenía amigos con quien jugar.

Un día, mientras paseaba por el jardín, vio a unos niños corriendo y riendo en el parque cercano al colegio. Margarita sintió curiosidad y decidió acercarse. Al llegar al colegio, Margarita se encontró con la maestra de los niños, la señorita Ana.

La maestra quedó sorprendida al ver a una tortuga en el colegio pero le pareció muy divertido tenerla como nueva compañera de clase. "¡Hola Margarita! ¡Bienvenida al colegio!", saludó la señorita Ana.

Margarita estaba emocionada y feliz de estar rodeada de niños y poder aprender cosas nuevas todos los días. Pronto se hizo amiga de Sofía, una niña muy dulce y cariñosa que también le gustaban mucho los animales. Los días pasaban rápidamente y Margarita estaba disfrutando mucho del colegio.

Aprendió a leer cuentos cortos junto a sus compañeros y cada tarde jugaban juegos divertidos en el patio.

Un día, durante su clase de arte, la señorita Ana les propuso hacer un mural gigante para decorar el salón de clases. Cada niño tendría que dibujar algo que representara lo que más les gustaba del colegio. Margarita pensó durante mucho tiempo qué podía dibujar ella.

Finalmente decidió plasmar en su dibujo todas las aventuras que había vivido desde que llegó al colegio. Dibujó árboles, flores, niños jugando y a ella misma en el centro del mural. Cuando todos los dibujos estuvieron terminados, la señorita Ana los pegó en la pared formando un hermoso mural.

Todos quedaron sorprendidos al ver lo bonito que había quedado. "¡Wow! Margarita, tu dibujo es increíble. ¡Eres una artista!", exclamó Sofía emocionada.

Margarita sonrió orgullosa y se sintió muy feliz de haber encontrado su lugar en el mundo junto a sus nuevos amigos del colegio. Un día, mientras Margarita estaba caminando por el jardín después de clases, encontró una pequeña tortuguita perdida. La pobre estaba asustada y no sabía cómo llegar a su hogar.

Margarita decidió ayudarla y la llevó hasta su casa en el jardín. Le mostró todo lo divertido que podían hacer juntas y le presentó a sus amigos del colegio.

La tortuguita se llamaba Manuela y también quería ir al colegio con los niños para aprender cosas nuevas y hacer amigos. Así que Margarita habló con la señorita Ana para contarle sobre Manuela y pedirle si podía ser parte de la clase también.

La maestra aceptó encantada e hizo espacio para Manuela en el salón de clases. Ahora Margarita tenía a su mejor amiga junto a ella todos los días en el cole. Desde aquel día, Margarita y Manuela fueron inseparables.

Juntas disfrutaban cada momento del colegio: las clases, los juegos en el patio e incluso las travesuras que a veces hacían.

Margarita aprendió que la amistad puede encontrarse en los lugares más inesperados y que no importa si eres una tortuga, un niño o cualquier otra cosa, lo importante es tener un corazón lleno de amor y ganas de compartir momentos felices con aquellos que te rodean. Y así, Margarita y Manuela vivieron muchas aventuras juntas en el colegio, siempre recordando que la verdadera amistad no tiene límites.

FIN.

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