La Tortuga en la Tormenta


Era un día soleado y especial para Lucía y Agustina, las gemelas que cumplían catorce años. Desde temprano, sus padres habían preparado una gran fiesta en su casa con juegos, música y deliciosa comida.

Las chicas se despertaron muy emocionadas por el día que les esperaba. Se levantaron rápidamente de la cama y corrieron hacia la cocina donde encontraron a su mamá preparando su desayuno favorito: panqueques con dulce de leche.

- ¡Feliz cumpleaños, mis niñas! -dijo su mamá mientras les entregaba los platos llenos de panqueques. - ¡Gracias, mamá! -respondieron las chicas al unísono mientras comenzaban a devorarlos.

Después del desayuno, las chicas se pusieron sus vestidos nuevos y salieron a jugar en el jardín mientras esperaban que llegaran sus amigos. Al rato, sonó el timbre de la puerta y empezaron a llegar los invitados. La fiesta estaba en pleno apogeo cuando ocurrió algo inesperado: una tormenta repentina apareció de la nada.

Los invitados tuvieron que refugiarse dentro de la casa mientras los padres corrían para proteger todo lo que habían preparado para la fiesta. Lucía y Agustina miraban preocupadas por la ventana cómo todo se mojaba afuera.

De repente, vieron cómo una pequeña tortuga luchaba por avanzar bajo la lluvia torrencial. - ¡Pobrecita! -exclamó Lucía-. ¿Qué podemos hacer? Agustina pensó rápidamente en una solución:- Podemos salir a ayudarla. Pero tenemos que buscar algo para protegernos de la lluvia.

Las chicas corrieron hacia el garaje y encontraron una gran caja de cartón. Con unas tijeras, cortaron un agujero en la parte superior y se metieron dentro junto con la tortuga.

- ¡Estamos salvando a una tortuga en nuestro cumpleaños! -exclamó Agustina emocionada mientras acariciaba su caparazón. La tormenta finalmente amainó y los invitados pudieron salir al jardín nuevamente.

Lucía y Agustina mostraron orgullosas su nueva amiga a todos sus amigos, quienes quedaron maravillados con la historia de cómo las gemelas habían salvado a una tortuga durante su fiesta de cumpleaños.

Esa tarde, cuando todos se fueron a casa, Lucía y Agustina se dieron cuenta de que habían aprendido algo importante: incluso en los momentos más difíciles, siempre hay algo bueno que hacer por alguien más. Y así fue como su cumpleaños número catorce se convirtió en uno de los más inolvidables e inspiradores de sus vidas.

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