La Tortuga Pía en el Jardín
Era un soleado día de primavera cuando Lucas decidió que era hora de presentar a su querida mascota, Pía, la tortuga, a sus compañeros de jardín de infantes. Con una sonrisa de oreja a oreja, preparó una pequeña mochila con todo lo necesario: Pía, un poco de lechuga fresca y agua.
Antes de salir, Lucas le dijo a Pía: - Hoy es un gran día, ¡vas a conocer a mis amigos! - Pía solo asintió moviendo su cabezita.
Cuando llegó al jardín, todos estaban jugando en el patio. Lucas se acercó a sus amigos y les dijo: - ¡Chicos, chicos! ¡Miren lo que traigo! ¡Es Pía, mi tortuga! -
Sus compañeros se quedaron boquiabiertos. - ¿Es de verdad? - preguntó Sofía, acercándose curiosa.
- ¡Sí! Vení, tocalo. Es muy suave - dijo Lucas.
Pía también parecía emocionada al ver tantas caras interesadas. Lucas comenzó a contarles sobre las tortugas. - Las tortugas son animales muy especiales. Pía puede vivir muchos años, y su caparazón la protege de los peligros. -
- ¡Guau! - exclamó Tomás. - ¿Y qué come? -
- A Pía le encanta la lechuga y a veces un poquito de fruta. También necesita mucha agua para mantenerse sana. -
Mientras hablaban, la maestra, la señora Clara, se acercó y preguntó qué estaba sucediendo.
- ¡Señora Clara! ¡Lucas trajo su tortuga! - gritó Sofía emocionada.
- ¡Qué interesante! ¿Podríamos aprender un poco más sobre Pía? - dijo la maestra, sonriendo -
Lucas asintió con entusiasmo.
- ¡Claro! Podemos hacer un rincón de estudio sobre tortugas. -
Los niños comenzaron a hacer preguntas. - ¿Dónde vive Pía? - preguntó Luca.
- Originalmente, las tortugas pueden vivir en ríos y lagos. A muchas les gusta tomar el sol en la playa. -
- Pero a Pía le encanta estar conmigo en casa. - agregó Lucas mientras acariciaba el caparazón de su tortuga.
Entonces, Lucas sugirió: - ¿Qué tal si hacemos un dibujo de Pía?
Los niños estaban encantados con la idea. Tomaron hojas y crayones, y comenzaron a dibujar a Pía en diferentes escenarios.
Pía parecía disfrutar de toda la atención.
De repente, un niño llamado Joaquín levantó la mano y comentó: - ¡Yo he visto una tortuga en el zoológico! -
- ¡Sí! - dijo Sofía. - Y allí son muy grandes. ¿Pía va a ser grande también? -
- Puede crecer, pero no tanto como esas. Pía es una tortuga de tamaño mediano. - respondió Lucas.
Cuando todos terminaron sus dibujos, la señora Clara sugirió: - ¿Qué tal si hacemos una presentación? Cada uno puede presentar su dibujo y contar algo que aprendió sobre las tortugas. -
Todos los niños se mostraron entusiasmados y comenzaron a organizarse para hablar uno a uno.
Lucas, emocionado, fue el primero. - Yo aprendí que las tortugas son animales muy antiguos, ¡han estado en la Tierra desde hace millones de años! -
Luego fue el turno de Sofía, quien dijo: - ¡Yo aprendí que se esconden en su caparazón cuando tienen miedo! -
Joaquín presentó su dibujo y comentó: - Las tortugas son muy buenas nadadoras. -
Al finalizar la presentación, la señora Clara aplaudió. - ¡Qué gran trabajo, chicos! Han aprendido mucho sobre las tortugas gracias a Lucas y Pía. Ahora, ¿qué les parece si escribimos una carta a un zoológico para pedirles que nos cuenten más sobre tortugas? -
Los niños asintieron con entusiasmo.
- ¡Sí! - gritaron todos juntos.
Antes de que se dieran cuenta, la hora de irse había llegado. Lucas guardó a Pía en su mochila con mucho cuidado.
- ¡Gracias por venir a conocerme! - dijo Pía en su tortuguita lenguaje, saltando como si supiera que había sido un día especial.
- ¡Adiós, Pía! - saludaron todos los chicos.
Ese día, Lucas no solo presentó a su tortuga, sino que también sembró la semilla de amor por la naturaleza en sus compañeros. Y así, Pía se convirtió en la estrella del jardín, y Lucas en el niño que inspiró a sus amigos a aprender más sobre los animales y el cuidado del medio ambiente.
FIN.