La tortuga Tula y el laberinto de los problemas



En un verde y soleado bosque, vivía una tortuga llamada Tula. Era conocida en todo el lugar por su gran sabiduría y su habilidad para resolver problemas de todos sus amigos. Un día, mientras paseaba cerca del arroyo, escuchó un gran alboroto.

Un grupo de animales se había reunido, preocupados y confundidos. Tula se acercó con su andar pausado y se detuvo a escuchar. Entre los gritos y susurros, distinguió la voz del conejito Lucas.

"¡Tula! ¡Tula! No sabemos qué hacer. ¡El camino hacia la colina de zanahorias ha sido bloqueado por un enorme tronco!" - exclamó Lucas, con sus orejas caídas.

"No se preocupen, amigos. Siempre hay una solución para cada problema. Vamos a pensarlo juntos", dijo Tula con tranquilidad.

Los animales, al escuchar a Tula, se calmaron un poco. Tula sabía que no podían mover el tronco por sí solos, así que decidió buscar otras alternativas. Y así, comenzó a hacer preguntas a los demás.

"¿Alguien ha visto si hay otro camino hacia la colina?" - preguntó Tula.

El pájaro Pepo, que estaba volando por encima, dijo:

"Yo vi un sendero más pequeño que se curva por la izquierda, pero está lleno de espinas y zarzas. No sé si podrán pasar por ahí."

Tula meditó un momento y recordó una herramienta que tenía en su casa: un pequeño gancho que había hecho con una ramita y una liana.

"Voy a buscarlo y podemos usarlo para quitar algunas de las zarzas del camino. Así podremos llegar a la colina sin lastimarnos" - sugirió Tula.

Los animales aplaudieron entusiasmados y una vez que Tula regresó con su gancho, comenzaron a avanzar hacia el nuevo sendero. Trabajaron en equipo, Tula guiando a los demás y todos ayudando a cortar las ramas y zarzas.

Sin embargo, cuando lograron superar la primera parte, se encontraron con un arrollo pequeño que tenían que cruzar. El agua estaba fría y un poco profunda.

"¿Y ahora?" - preguntó la ardilla Susi, mirando preocupada.

Tula pensó un momento y dijo:

"Podemos construir un puente con las ramas que encontramos mientras limpiamos el camino. Así podemos cruzar sin mojar nuestras patitas."

Los animales buscaron ramas y rápidamente se pusieron a trabajar. Mientras armaban el puente, Tula los animaba:

"¡Están haciendo un gran trabajo! Recuerden, hay que ser pacientes y persistentes. Cada paso nos acerca a la colina de zanahorias."

No pasó mucho tiempo y, ¡listo! El puente estaba terminado. Uno a uno, los animales cruzaron sin problemas. Cuando llegaron al otro lado, vieron que el tronco que bloqueaba el camino estaba justo enfrente.

"Ya estamos tan cerca. ¡Vamos a empujarlo juntos!" - gritó Lucas.

Así, todos se unieron y, aunque no fue fácil, empujaron y empujaron, y finalmente, el tronco se movió lo suficiente para abrir el camino.

"¡Hurra! ¡Lo logramos!" - exclamó la ardilla Susi.

Cuando llegaron a la colina de zanahorias, los animales se sorprendieron al ver que no solo había zanahorias, sino también fresas y flores. Tula miró a sus amigos y dijo:

"Esto nos enseñó a trabajar juntos y a encontrar soluciones. Recuerden que cuando enfrentamos un problema, a veces solo necesitamos detenernos, pensar y buscar otra forma de resolverlo."

Los animales comieron zanahorias y fresas, celebrando su éxito. A partir de ese día, sabían que siempre podían contar con Tula para encontrar el camino, sin importar cuán grandes fueran los problemas.

Y así, la tortuga Tula se convirtió en la heroína del bosque, enseñando a todos que cada problema tiene una solución, solo hay que buscarla con calma y en equipo.

FIN.

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