La Tortuga Valiente



En un tranquilo bosque vivía una tortuga llamada Tula. Tula era muy simpática y tenía un caparazón hermoso, lleno de colores brillantes. Sin embargo, siempre se sentía un poco diferente a las demás tortugas. A menudo pensaba que nunca encajaría en un grupo, por lo que pasaba la mayor parte de su tiempo sola, explorando encantados rincones en la naturaleza.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Tula escuchó unas risas que venían de una casa en un árbol. Curiosa, se acercó un poco más y vio una señal colgando que decía: "¡Club de Tortugas Nuevas!". Las tortugas dentro del árbol disfrutaban de juegos, risas y mucho compañerismo. A pesar de su escepticismo, algo en su interior le dijo que debía intentarlo.

Con el corazón latiendo a mil por hora, Tula tocó la puerta. Una tortuga de color amarillo brillante asomó su cabeza y dijo:

"¡Hola! ¡Bienvenida al Club de Tortugas! ¿Quieres entrar?"

Tula dudó un instante, pero tomó aire y respondió:

"¡Sí, me gustaría!"

Al cruzar la puerta, se encontró rodeada por un grupo de tortugas que la miraron con curiosidad y alegría.

"¡Nos alegra tenerte aquí! Soy Lila, la presidenta del club. ¿Cómo te llamas?"

"Soy Tula. Estoy un poco nerviosa."

Lila sonrió y dijo:

"No te preocupes, aquí todos somos amigos. ¡Te mostraremos lo que hacemos!"

Las tortugas comenzaron a jugar a sus juegos favoritos. A Tula le gustaba verlas disfrutar, pero poco a poco se sentía más ansiosa. Mientras jugaban pájaro-ladrón, una tortuga llamada Rita la eligió como objetivo. Tula trató de correr lo más rápido que pudo, pero sabía que siempre sería la más lenta.

"¡No puedo seguirles el ritmo!" exclamó Tula, frustrada.

Rita la miró y dijo:

"No te preocupes, Tula. ¡Este juego no se trata de ganar! Se trata de divertirnos juntos. No importa si eres lenta, ¡cada tortuga tiene su propio ritmo!"

Esa pequeña frase hizo que Tula reflexionara. Mientras continuaban jugando, ella empezó a disfrutar de cada momento, dejándose llevar por la risa y la alegría del grupo. Pronto se sintió más cómoda y se unió a las tortugas en sus travesuras.

Sin embargo, al día siguiente, la presidenta Lila anunció un gran concurso de talentos. Todas las tortugas debían mostrar lo que mejor sabían hacer. Tula se sintió nuevamente ansiosa.

"No tengo talentos especiales como las demás. ¿Qué puedo hacer?" se preguntaba.

-Sus amigas la animaron:

"Tula, todos tenemos algo especial. Convéncete, lo que hagas será genial!"

todo el día se preguntaba qué podría hacer. Dentro de ella, aún tenía miedo de mostrar su verdadero yo.

Finalmente, llegó el día del concurso y las tortugas mostraban sus talentos. Lila cantó una hermosa canción, mientras que Rita bailó con gracia. Tula seguía insegura y pensó que tal vez no valía la pena participar. Sin embargo, cuando fue su turno, todos la animaron.

"¡Vamos Tula! ¡Muestra lo que tienes!" gritaron.

Con un profundo suspiro, Tula se armó de valor y se subió al pequeño escenario. Mirando a sus amigas y recordando cómo la habían aceptado, decidió que lo más especial que podía hacer era compartir su amor por la naturaleza. Comenzó a contar una historia sobre una vez que ayudó a un pequeño pajarito a encontrar su camino.

"A veces, lo que se siente más difícil de mostrar puede ser lo que más necesita el mundo escuchar. Todos tenemos nuestro propio ritmo y el valor de mostrarlo, incluso si se siente aterrador."

Tula se sintió aliviada y feliz al ver las caras de sus amigas, sonriendo y aplaudiendo.

Al terminar, Lila se acercó y le dio un abrazo.

"¡Bravo, Tula! Tu historia fue hermosa y nos mostró que cada uno de nosotros tiene una luz que brilla. Gracias por ser valiente y compartirlo".

Tula se dio cuenta de que no solo encajaba en el grupo, sino que era vital para su comunidad. Desde ese día, nunca más dudó de su valía. Tula aprendió que ser diferente era lo que la hacía especial, y que sus amigas la querían tal y como era. Todo lo que necesitaba era dar el primer paso.

Y así, entre juegos, risas y muchas historias, Tula encontró su lugar en el Club de Tortugas Nuevas, donde cada tortuga brillaba a su manera.

FIN.

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