La Tortuga Valiente y sus Hijitos
Era un hermoso día soleado en el bosque. Mamá Tortuga había estado muy ocupada buscando comida para sus cinco pequeños. Sin embargo, en su afán, se distrajo un poco más de lo habitual y, al dar vuelta, se dio cuenta de que uno de sus hijitos, Lento, había desaparecido.
"¡Oh no! ¿Dónde está Lento?" - exclamó Mamá Tortuga con preocupación.
Mientras tanto, en un rincón del bosque, estaba un cocodrilo llamado Carlitos, que tenía mucha hambre.
"¿Qué voy a comer hoy?" - se preguntó. Carlitos siempre tenía fines muy egoístas y, aunque sabía que no debía comer a los demás animales, no podía resistir la tentación.
Mamá Tortuga, alertada por el silencio, empezó a buscar a sus hijos.
"¡Hijos! ¡Vengan aquí!" - gritó desesperada.
Los pequeños tortuguitas respondieron uno a uno. Pero Lento no aparecía. A Mamá Tortuga le dolía el corazón.
"¡Ay de mí! Me descuidé tanto, ¿qué haré sin mi pequeño?"
En ese momento, una mariposa se le acercó.
"No te preocupes, Mamá Tortuga. Si te enfocas y piensas con calma, quizás encuentres a tu pequeño Lento."
Inspirada por las palabras de la mariposa, Mamá Tortuga decidió organizar una búsqueda.
"¡Hijos! Vamos a buscar a Lento. Le debemos todo nuestro amor y apoyo."
Los pequeños tortuguitas asintieron y comenzaron a buscar en el bosque. Sin embargo, Carlitos, el cocodrilo, también había notado la búsqueda.
"Esto será un festín para mí si encuentro al pequeño tortuguita primero."
Mientras tanto, Lento, perdido y asustado, escuchó el grito de su mamá.
"¡Mamá! ¡Estoy aquí!" - gritó Lento, pero solo el eco de su voz lo respondió.
Entonces, decidió moverse. Lento comenzó a girar en torno a un claro y, al mismo tiempo, sintió que alguien lo estaba observando. Era Carlitos.
"¡Hola, pequeño!" - dijo el cocodrilo con voz suave. "¿Te gustaría jugar?"
Lento, sintiéndose un poco asustado, respondió tímidamente.
"No... estoy buscando a mi mamá."
Carlitos pensó que podría aprovechar esa vulnerabilidad.
"Pero jugar es más divertido que estar solo, ¿no crees?" - insistió.
A pesar del miedo, Lento comenzó a pensar. Si este cocodrilo quería jugar, quizás no todo estaba perdido. Entonces, tomando valor, dijo:
"Si quieres jugar, deberías ayudarme a encontrar a mi mamá primero. ¡Ella debe estar preocupada!"
Carlitos, intrigado, decidió actuar.
"Está bien, vamos a buscarla juntos. Pero tú primero debes decirme cómo es tu mamá."
Mientras tanto, Mamá Tortuga y sus otros cuatro hijitos estaban reunidos en un claro, pensando en la forma de encontrarlo. De repente, la mariposa volvió a aparecer.
"¿Y si hacemos un ruido? Lento puede escuchar lo que digan y saber que lo estamos buscando."
"¡Eso es! ¡Vamos a chillar los nombres de todos en el bosque!" - exclamó uno de los tortuguitas.
Así que comenzaron a gritar al unísono:
"¡Lento! ¡Te estamos buscando! ¡Vuelve aquí!"
Aoír eso hizo que Lento se emocionara.
"¡Mamá! ¡Estoy aquí!" - gritó de nuevo.
Justo en ese momento, Carlitos sintió la presión de salir disparado a buscar a la mamá tortuga. La preocupación de él por lo que había planeado fue reemplazada por un sentido de camaradería que surgía de ayudar a Lento. Luego de correr un rato, finalmente llegaron.
"¡Mamá!" - gritó Lento al ver a su madre.
Mamá Tortuga, visiblemente emocionada, se acercó a su hijito.
"Lento, ¡estaba tan preocupada por vos!"
"Lo siento, mamá. Me perdí... pero conocí a Carlitos, y él me ayudó a volver!"
Carlitos, un poco avergonzado, también se acercó.
"Hola, Mamá Tortuga. Solo intenté jugar con él, pero me di cuenta de que él necesitaba estar con su familia."
Mamá Tortuga observó a Carlitos con empatía.
"Lo importante es que, a pesar de lo que querías hacer, elegiste ayudar a Lento. Todos cometemos errores, pero lo bueno es aprender de ellos."
Convirtiéndose en mejores amigos, Lento y Carlitos comenzaron a jugar juntos desde entonces, así que ya no había rivalidades en el bosque.
Y Mamá Tortuga, prometiendo estar más atenta, se dio cuenta de que incluso las distracciones pueden llevar a enseñanzas valiosas.
La mariposa, viendo que todo estaba bien, voló alto y contenta. Así el bosque se llenó, no solo de juegos, sino de nuevas amistades.
FIN.