La tortuga y las flores


Había una vez una pequeña tortuga llamada Tito que vivía en un jardín maravilloso rodeado de flores de todos los colores.

Tito amaba su hogar y pasaba sus días paseando por entre las plantas, comiendo hojas frescas y disfrutando del sol. Un día, mientras caminaba por el jardín, Tito notó que algunas de las flores estaban marchitas y tristes. Se acercó a ellas para ver qué podía hacer para ayudarlas y se dio cuenta de que necesitaban agua.

"¡Oh no! ¡Estas flores están secas! Necesitan agua para volver a ser felices", dijo Tito preocupado. De repente, comenzó a llover fuerte sobre el jardín.

A pesar de la lluvia, Tito decidió salir al rescate de sus amadas flores. Tomó una pequeña regadera que había encontrado en el camino y comenzó a correr bajo la lluvia hacia las flores marchitas.

"¡No te preocupes! ¡Aquí estoy yo para salvarte!", exclamó Tito mientras vertía agua sobre cada flor. Después de un rato, todas las flores habían recibido suficiente agua como para volver a sonreír. Tito estaba muy feliz porque sabía que había hecho algo bueno por alguien más.

Pero entonces, cuando se disponía a regresar a su casa, la lluvia comenzó a caer con más fuerza y pronto se convirtió en una tormenta eléctrica peligrosa.

El viento soplaba con tanta fuerza que arrancó algunas ramas grandes de los árboles cercanos y las arrojó sobre el jardín. Tito estaba asustado y no sabía qué hacer. Corrió hacia su casa, pero se encontró con una rama gigante que bloqueaba su camino. Estaba atrapado. "¡Ayuda! ¡Alguien ayúdeme, por favor!", gritó Tito desesperado.

Entonces, de entre las flores del jardín, apareció una abeja llamada Mielita. Ella vio a Tito atrapado y decidió ayudarlo. "No te preocupes, Tito.

Yo te sacaré de aquí", dijo Mielita mientras volaba hacia la rama para empujarla fuera del camino. Finalmente, después de mucho esfuerzo, lograron mover la rama y Tito pudo regresar a salvo a su hogar en el jardín. Desde ese día en adelante, Tito aprendió que siempre hay alguien dispuesto a ayudar cuando lo necesitas.

Y él también se prometió seguir cuidando y protegiendo sus amadas flores cada vez que lo necesitaran.

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