La trampa de Pepa



Había una vez en un mercado, una papa frita llamada Pepa que estaba muy enojada con los tomates.

Cada vez que la gente pasaba por el puesto de verduras, siempre elegían a los tomates y dejaban a Pepa sola en el fondo del cajón. "¡Esto es injusto! ¿Por qué todos prefieren a los tomates? ¡Yo también soy deliciosa!"- se lamentaba Pepa.

Un día, mientras pensaba cómo hacer para que la gente prestara más atención a ella, tuvo una idea malvada. Decidió llamar a las salchichas del puesto vecino y juntos tramaron una trampa para atrapar a los tomates. "Escuchen amigos, necesito su ayuda. Los tomates siempre son los preferidos de todos y estoy harta de eso.

Quiero que me ayuden a atraparlos para que yo sea la estrella del puesto"- les dijo Pepa con astucia. Las salchichas aceptaron ayudarla y juntos prepararon una red invisible sobre la canasta donde estaban los tomates.

Cuando llegó la hora de cerrar el mercado, las salchichas fingieron ser distraídas mientras Pepa empujaba sin querer la canasta hacia la trampa. Pero lo que no esperaban era que los tomates fueran tan astutos como ellos.

En cuanto sintieron el movimiento extraño debajo de sus pies, empezaron a rodar desesperadamente hacia fuera de la canasta hasta caer al suelo justo antes de tocar la red. "¡Ja! ¡No pudieron atraparnos!"- exclamó uno de los tomates triunfante.

Los demás lo miraron asombrados y luego se dieron cuenta de que habían estado luchando entre ellos por ser el preferido del mercado, en lugar de apoyarse mutuamente. "Nos equivocamos al pensar que la competencia es lo único que importa.

Deberíamos trabajar juntos para destacar todos nuestros sabores y variedades"- dijo uno de los tomates con sabiduría. Los demás asintieron en silencio y decidieron unirse para crear una exhibición atractiva en el puesto.

Pepa observó todo desde lejos, sintiéndose arrepentida por su comportamiento egoísta. "Tienen razón chicos, no debería haber intentado hacer trampa. Me disculpo"- se acercó Pepa tímidamente. Los tomates la perdonaron y aceptaron incluirla en su exhibición conjunta.

Juntos lograron atraer la atención de más clientes y cada uno tuvo su momento de fama. Desde ese día, Pepa aprendió una valiosa lección sobre la importancia de trabajar juntos y valorar las diferencias individuales.

Y los tomates también descubrieron que no hay nada mejor que la amistad verdadera para alcanzar el éxito juntos.

FIN.

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