La tranquilidad de Felipe
Había una vez un conejo llamado Felipe que vivía en el bosque de la Patagonia. Era un conejo muy inquieto y siempre estaba saltando de aquí para allá, sin poder quedarse quieto ni un segundo.
Siempre estaba preocupado por lo que había pasado o por lo que pasaría en el futuro. Un día, mientras Felipe daba saltos de acá para allá, se encontró con Menta, una ardilla muy tranquila y positiva.
Menta siempre disfrutaba del momento presente y sabía cómo encontrar la calma en medio del ajetreo del bosque. "¡Hola Felipe! Veo que estás muy nervioso hoy", dijo Menta con una sonrisa amable. "Sí, Menta.
No puedo dejar de pensar en todas las cosas que tengo que hacer y me cuesta mucho relajarme", respondió Felipe con voz agitada. Menta se acercó lentamente a Felipe y le dijo: "Felipe, te enseñaré algunos trucos sobre mindfulness para ayudarte a encontrar la tranquilidad en tu vida".
Felipe miró a Menta con curiosidad y preguntó: "¿Mindfulness? ¿Qué es eso?"Menta explicó: "El mindfulness es prestar atención al momento presente sin juzgarlo. Es estar completamente consciente de lo que está sucediendo aquí y ahora".
Felipe no entendía muy bien cómo podía ayudarlo eso, pero decidió darle una oportunidad a los consejos de Menta. "Bien, entonces empecemos", dijo Felipe emocionado. Menta le mostró a Felipe cómo respirar profundamente para relajar su cuerpo y mente.
Le enseñó a cerrar los ojos e imaginar un hermoso paisaje en su mente, como una pradera llena de flores y mariposas. "Ahora, Felipe, respira profundamente y siente cómo el aire entra y sale de tu cuerpo", indicó Menta mientras ella misma lo hacía.
"Siente cómo te relajas con cada respiración". Felipe cerró los ojos e hizo lo que Menta le había enseñado. Poco a poco, empezó a sentirse más tranquilo y relajado. "¡Wow! Menta, esto funciona de verdad", exclamó Felipe sorprendido.
Menta sonrió y dijo: "Eso es solo el comienzo, Felipe. Hay mucho más por descubrir". En los días siguientes, Menta siguió enseñando a Felipe sobre mindfulness.
Le mostró cómo prestar atención plena a sus sentidos mientras comía una zanahoria jugosa o al sentir la brisa acariciando su pelaje. Felipe aprendió a disfrutar del momento presente sin dejar que las preocupaciones lo abrumaran.
A medida que practicaba el mindfulness, su mente se volvía más clara y encontraba paz en medio del caos cotidiano. Un día, mientras caminaban juntos por el bosque, un fuerte viento comenzó a soplar. Los árboles se movían de un lado a otro y las hojas volaban por todas partes.
"¡Oh no! ¡Qué miedo!", gritó Felipe asustado. Menta miró tranquilamente alrededor y dijo: "Felipe, recuerda todo lo que hemos aprendido sobre mindfulness. Enfoca tu atención en tu respiración y deja que tus miedos se desvanezcan". Felipe cerró los ojos e inhaló profundamente.
Sintió cómo el viento acariciaba su pelaje y, poco a poco, sus miedos se desvanecieron. "¡Increíble! Menta, gracias por enseñarme a encontrar la calma en momentos difíciles", dijo Felipe con una sonrisa de gratitud. Menta respondió: "No tienes que agradecerme, Felipe.
Estoy feliz de poder ayudarte". Desde ese día, Felipe se convirtió en un conejo mucho más tranquilo y consciente. Aprendió a disfrutar del momento presente y a no dejar que las preocupaciones lo controlaran.
Felipe y Menta siguieron siendo grandes amigos y juntos exploraron el bosque de la Patagonia mientras practicaban el mindfulness cada día. Y así vivieron felices y atentos para siempre.
FIN.