La transformación de Mini
Había una vez en un pequeño pueblo mágico llamado Encantolandia, una bruja muy malvada llamada Mini. La bruja Mini era conocida por hacer travesuras y causar problemas a todos los habitantes del pueblo.
Siempre estaba buscando la manera de molestar a las personas y hacerles la vida imposible. Un día, mientras caminaba por el mercado del pueblo, la bruja Mini vio a un niño llamado Tomás que vendía flores.
Sin pensarlo dos veces, decidió jugarle una broma pesada al pobre niño. "¡Jajaja! Voy a convertir todas sus flores en ranas", dijo maliciosamente. Sin embargo, lo que la bruja Mini no sabía era que había un hada buena observándola desde lejos.
El hada se acercó sigilosamente y escuchó su plan maligno. Decidió intervenir para enseñarle una lección valiosa. El hada apareció frente a la bruja Mini con una sonrisa amigable y dijo: "Hola, Mini.
He estado observando tus travesuras y creo que es hora de que aprendas algo importante". La bruja Mini frunció el ceño pero decidió escuchar lo que el hada tenía para decirle.
"Mini, cada vez que haces daño o molestas a alguien sin razón alguna, estás llenando tu corazón de oscuridad", explicó el hada con ternura. "Pero si comienzas a actuar con bondad y comprensión hacia los demás, podrías encontrar la felicidad verdadera".
La bruja Mini se quedó pensativa por un momento y luego respondió con arrogancia: "No necesito tu consejo, hada tonta. Soy feliz siendo malvada". El hada suspiró y decidió poner en práctica su plan para enseñarle a Mini una lección inolvidable. Desapareció por un momento y luego regresó con una varita mágica en la mano.
"Bien, Mini", dijo el hada con determinación. "Te voy a dar un desafío. Durante una semana entera, deberás actuar de manera amable y comprensiva con todos los habitantes de Encantolandia.
Si logras hacerlo, te liberaré del hechizo que te hace ser malvada". La bruja Mini aceptó el desafío sin pensarlo dos veces, convencida de que podría superarlo fácilmente.
Durante la primera jornada del desafío, la bruja Mini se encontró con Mariana, una niña que siempre había sido víctima de sus travesuras. En lugar de molestarla como solía hacerlo, decidió ayudarla a reagarrar sus libros caídos al suelo. Mariana se sorprendió al ver el cambio repentino en Mini y comenzaron a hablar como si fueran amigas.
La bruja empezaba a darse cuenta de lo bueno que era sentirse útil y hacer sonreír a alguien más.
Los días pasaban y cada vez era más difícil para la bruja Mini mantener su promesa de ser amable todo el tiempo. Pero cada vez que estaba tentada de volver a sus viejas travesuras malvadas, recordaba las palabras del hada y seguía adelante.
Finalmente llegó el último día del desafío y la bruja Mini estaba ansiosa por saber si había logrado cambiar lo suficiente para ser liberada del hechizo. El hada apareció frente a ella y sonrió. "Mini, has demostrado un cambio real en tu corazón.
Has aprendido la importancia de la amabilidad y cómo puede hacer felices a los demás", dijo el hada con orgullo. "Estoy feliz de decirte que estás libre del hechizo". La bruja Mini no podía creerlo.
Había pasado una semana entera actuando con bondad y ahora se sentía más feliz que nunca. A partir de ese momento, la bruja Mini decidió cambiar su forma de actuar permanentemente.
Comenzó a ayudar a los demás, a disculparse por sus travesuras pasadas y a hacer todo lo posible para traer alegría al pueblo de Encantolandia. Y así, la historia de la bruja Mini se convirtió en una lección para todos: que siempre es posible cambiar si realmente nos esforzamos por ser mejores personas y aprender de nuestros errores.
Desde ese día, Encantolandia vivió en paz gracias al cambio de corazón de la bruja Mini. Y todos aprendieron que incluso las personas más malvadas pueden encontrar el camino hacia la bondad si se les da una oportunidad.
FIN.