La travesía de Carlota



Había una vez en un hermoso jardín, una oruga muy traviesa llamada Carlota. A diferencia de las demás orugas que se dedicaban a comer hojas tranquilamente, a Carlota le encantaba jugar y hacer travesuras por todo el jardín.

Un día, mientras las otras orugas se preparaban para tejer sus capullos y convertirse en mariposas, Carlota decidió escaparse y explorar más allá del jardín.

Se deslizó por el pasto, trepó por los árboles y jugó con las mariquitas y abejas. Pero su travesura la llevó tan lejos que se perdió. -¡Oh no! ¿Cómo voy a volver al jardín? -se lamentaba Carlota mientras miraba a su alrededor sin reconocer nada.

De repente, escuchó una voz amigable que le dijo:-¿Necesitas ayuda? Carlota levantó la cabeza y vio a una simpática mariposa llamada Martina posada en una flor cercana. -Sí, me he perdido. No sé cómo regresar al jardín -respondió Carlota con tristeza.

Martina sonrió y le explicó a Carlota cómo orientarse utilizando el sol como guía. Juntas emprendieron el camino de regreso al jardín, atravesando prados, ríos y bosques. En el camino, Martina enseñaba a Carlota sobre la importancia de ser responsable y cuidadosa en sus decisiones.

Le explicaba que aunque la aventura era emocionante, también era esencial recordar quién eres y dónde perteneces.

Finalmente, después de muchas horas de caminata, llegaron al jardín justo a tiempo para presenciar la transformación de las demás orugas en hermosas mariposas. -Gracias por ayudarme a volver sana y salva al jardín. He aprendido mucho hoy -dijo Carlota con sinceridad. Martina sonrió orgullosa y abrazó a su nueva amiga.

-A veces es divertido ser travieso e ir más allá de nuestros límites, pero nunca debemos olvidar quiénes somos realmente -concluyó Martina sabiamente. Desde ese día, Carlota siguió siendo traviesa pero aprendió a equilibrar su espíritu aventurero con responsabilidad.

Siempre recordaría la valiosa lección que Martina le enseñara: ser fiel a uno mismo es fundamental para encontrar nuestro verdadero camino en la vida. Y así vivieron felices todas las criaturas del hermoso jardín para siempre jamás.

FIN.

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