La travesía de la amistad


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, tres amigos muy especiales: Lucas, Martina y Tomás. Ellos eran inseparables y siempre estaban juntos compartiendo aventuras.

Un día, los tres amigos se enteraron de que su profesora favorita, la Señorita Carolina, iba a dejar la escuela para irse a vivir a otro país. Esto llenó sus corazones de tristeza y desilusión. Lucas era el más valiente del grupo y decidió tomar acción.

Convocó a Martina y Tomás para tener una reunión secreta en el escondite del árbol gigante del parque. Allí les dijo: "Chicos, no podemos dejar que nuestra querida profesora se vaya sin hacer algo especial por ella.

Debemos planear una increíble travesía para demostrarle cuánto la queremos". Martina asintió emocionada y agregó: "¡Sí! Y debemos hacerlo lo más rápido posible antes de que sea demasiado tarde".

Tomás estaba un poco preocupado pero también quería ayudar, así que dijo: "Está bien chicos, hagamos esta travesía épica". Los tres amigos comenzaron a planificar su aventura. Decidieron viajar hasta el país donde se mudaría la Señorita Carolina para entregarle un regalo sorpresa antes de su partida.

Empacaron sus mochilas con todo lo necesario para el viaje y salieron al amanecer rumbo al aeropuerto internacional. Pero justo cuando llegaron allí, se dieron cuenta de que habían perdido sus boletos de avión. "¡Oh no! ¿Y ahora qué haremos?", exclamó Martina angustiada.

Lucas, siempre con una solución en mente, propuso: "No podemos rendirnos tan fácilmente. Vamos a hablar con el encargado del aeropuerto y explicarle nuestra situación".

Así que los tres amigos se acercaron al mostrador de información y le contaron su problema al amable señor Pablo. Él escuchó atentamente y les dijo: "Chicos, tengo una idea. Mi hermano trabaja en la compañía aérea y puede ayudarnos.

¡Siganme!"El señor Pablo los llevó hasta la oficina de su hermano, quien amablemente les consiguió tres boletos para el próximo vuelo hacia el país de la Señorita Carolina. Llenos de alegría, Lucas, Martina y Tomás subieron al avión y emprendieron su travesía finalmente.

Durante el vuelo, conocieron a una simpática azafata llamada Sofía que les dio consejos sobre cómo llegar a destino. Cuando llegaron al país de la Señorita Carolina, buscaron información sobre dónde vivía y se dirigieron hacia allá.

Caminaron durante horas bajo un sol inclemente hasta que finalmente encontraron su casa. Con nerviosismo tocaron el timbre y apareció la Señorita Carolina en la puerta. Al verlos allí parados con sus mochilas sudadas pero sonrientes, ella se emocionó mucho. "¡Chicos! ¿Qué hacen aquí? No puedo creerlo", exclamó sorprendida.

Lucas tomó la palabra: "-Señorita Carolina, vinimos hasta aquí para entregarle un regalo sorpresa antes de que se vaya". Martina agregó: "-Queríamos demostrarle cuánto la queremos y lo mucho que nos importa".

La Señorita Carolina, con lágrimas en los ojos, les agradeció infinitamente y los invitó a pasar. Pasaron un hermoso día juntos recordando momentos especiales de la escuela y compartiendo risas.

Al final del día, cuando llegó el momento de despedirse, la Señorita Carolina abrazó a cada uno de ellos y les dijo: "Chicos, nunca olvidaré este gesto tan especial. Ustedes son mis amigos para siempre".

Lucas, Martina y Tomás se fueron felices sabiendo que habían hecho algo maravilloso por alguien que era muy importante en sus vidas. Aprendieron que no importaba qué obstáculos se presentaran en su camino, siempre podían encontrar una solución si trabajaban juntos. Y así terminó la travesía finalmente.

Los tres amigos volvieron a Villa Alegre con corazones llenos de alegría y recuerdos inolvidables. Y aunque extrañaban mucho a la Señorita Carolina, sabían que siempre estaría en sus corazones como una amiga eterna.

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